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viernes, 14 de marzo de 2025

Un banquete para los imperfectos:


Lo que el maestro Jesús y El Bosco nos enseñan sobre la vida

Imagina que estás en un mercado polvoriento, rodeado de ruido, comerciantes gritando y el tintineo de monedas. De pronto, te fijas en un hombre sentado en un pequeño puesto, recaudando impuestos. No es alguien popular, más bien todo lo contrario: la gente lo mira con desprecio, lo considera un traidor, un pecador. Pero entonces, el maestro Jesús se acerca y, sin dudarlo, le dice: "Sígueme". Y tú, que estás observando, te sorprendes al ver que ese hombre, Leví, lo deja todo y se va con él.

Más tarde, Leví organiza un gran banquete en su casa. La mesa está llena de personas como él: recaudadores de impuestos, pecadores, gente que la sociedad ha apartado. Y allí, en medio de todos, está el maestro Jesús, comiendo y bebiendo con ellos, como si fueran sus amigos. Algunos, los más religiosos, los fariseos, no lo entienden. Se quejan, murmuran: "¿Por qué te juntas con esa gente? ¿Por qué comes con ellos?". Y el maestro Jesús, tranquilo, responde: "No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos. No he venido a buscar a los perfectos, sino a quienes necesitan cambiar su vida".

Este relato, tan humano y directo, te invita a reflexionar sobre quién eres, sobre tus propios errores, y también sobre cómo miras a los demás. El maestro Jesús no se queda en las alturas, no se rodea solo de los "puros". Va directo a quienes más lo necesitan, a los imperfectos, a ti, a mí. Y aquí es donde entra en escena una obra de arte que, aunque pintada hace más de quinientos años, sigue hablando de nosotros hoy: Los siete pecados capitales y las cuatro últimas cosas, del pintor flamenco Hieronymus Bosch, conocido como El Bosco.

 

El espejo de El Bosco: mirarte sin filtros

Piensa en esta pintura como un espejo. En el centro, un gran círculo muestra los siete pecados capitales, pero no de forma abstracta o lejana, como si fueran cuentos de hadas. El Bosco los dibuja tal y como los vivimos cada día. Ahí está la ira, esa furia que te hace gritar o golpear algo en un mal momento; la envidia, ese nudo en el estómago cuando ves lo que otros tienen y tú no; la avaricia, el deseo de acumular más y más, aunque no lo necesites; la gula, ese placer desmedido por comer o beber; la pereza, la tentación de dejar todo para mañana; la lujuria, el deseo que ciega; y el orgullo, esa voz interior que te dice que eres mejor que los demás.

Cada escena es tan real, tan cercana, que no puedes evitar reconocerte en alguna de ellas. El Bosco no te deja escapar: te pone delante de tus propios defectos, pero no para condenarte, sino para que pienses. En el centro de ese círculo, hay un ojo, el Ojo de Dios, que todo lo ve. Y dentro de ese ojo, está el maestro Jesús, no como un juez frío, sino como alguien que te ofrece una salida, una posibilidad de cambiar.

 

Las cuatro esquinas de la vida

Pero la pintura no se queda ahí. En las cuatro esquinas, El Bosco te muestra lo que viene después, lo que todos enfrentaremos algún día: la muerte, el juicio, el cielo y el infierno. En la esquina de la muerte, ves a un hombre en su lecho, a punto de partir, rodeado de demonios que quieren arrastrarlo y ángeles que luchan por salvarlo. En la del juicio, el maestro Jesús aparece decidiendo el destino de las almas, mientras ángeles y demonios pelean. En el cielo, los salvados entran en un paraíso de paz. Y en el infierno, un caos oscuro donde los tormentos son eternos.

Es una imagen dura, sí, pero también esperanzadora. Porque, aunque los pecados están por todas partes, el maestro Jesús está en el centro, recordándote que siempre hay una opción: cambiar, mejorar, pedir ayuda. La pintura de El Bosco no es solo un cuadro, es un mensaje. Te dice: "Mírate, reconoce tus fallos, pero no te rindas. La salvación está al alcance".

 

Un mensaje para la reflexión

Vuelve al banquete de Leví. Piensa en esa mesa llena de gente imperfecta, y en el maestro Jesús sentado entre ellos. Ahora imagina que tú estás allí, en esa mesa. No importa lo que hayas hecho, no importa lo lejos que te sientas de la perfección. El maestro Jesús no te pide que seas perfecto, solo que lo sigas, que intentes ser mejor. Y la pintura de El Bosco, con su crudeza y su esperanza, te recuerda lo mismo: el pecado está ahí, sí, pero también la posibilidad de redimirte.

Así que, la próxima vez que te sientas perdido, o que juzgues a alguien por sus errores, recuerda esta historia y este cuadro. Recuerda que el maestro Jesús no vino por los perfectos, sino por ti, por mí, por todos nosotros. Y recuerda que, aunque el camino no es fácil, siempre hay una mano tendida para ayudarte a levantarte.

 

 


lunes, 19 de agosto de 2024

Sobre la muerte



Hoy traigo a colación un tema del que mucha gente prefiere no hablar. Algo malentendido, malinterpretado… ¿adivinas qué es?

¡Exacto, la muerte!

Cuando menciono esta palabra en conversaciones cotidianas, se genera un silencio… la gente prefiere no hablar de ello. Como si por ignorarla no se fueran a morir nunca. Para muchos es el gran misterio, lo desconocido, lo inevitable. Y, para la mayoría, el gran miedo de sus vidas. A muchos les aterroriza, les paraliza.

¿Por qué? Por la opinión que tienen de ella. Opinión generada por sus creencias, que a su vez son heredadas de sus juicios, educación, entorno social, etc.

Pero esta opinión se puede cambiar. No sólo para perderle el miedo, sino para vivir mejor.

Todo comienza por hacer el ejercicio relativo a la disciplina del juicio. Con paciencia, veremos que no tiene sentido preocuparse por la muerte.

Desde un punto de vista lógico, no tiene sentido preocuparse por algo que va a suceder seguro, antes o después. Si no tiene solución, ¿para qué te preocupas? Lo que sí tiene sentido es vivir de manera tan consciente que, cuando venga, podamos quitarle la máscara, mirarle a los ojos y decirle: te estaba esperando.

Por ello, debemos trabajar por despojar a la muerte de nuestros juicios, de nuestras preferencias, de nuestras opiniones no elegidas por nosotros. Así, nos daremos cuenta de que morir sólo es un cese de vivir.

No debería preocuparnos el “cese”, sino el “vivir”. Cuándo llega el cese no lo podemos controlar. Cómo es el vivir, sí.

Decía Séneca que somos necios porque nos preocupamos mucho por alargar la vida en vez de por vivirla. No puedo estar más de acuerdo con él.

Vivió tan conforme a esta idea, a base de practicarla, que sabemos por Tácito que, cuando a Séneca le ordenaron suicidarse, hizo lo siguiente: Sin dejarse turbar, pide Séneca su testamento y, ante la negativa del centurión, se vuelve hacia sus amigos, diciendo que, “puesto que se le prohibía agradecer sus servicios, les deja al menos el único bien que le restaba, pero el más hermoso de todos: la imagen de su vida”.

Y no sólo eso, sino que con serenidad a quienes lloraban su muerte “qué había venido a ser sus lecciones de prudencia, dónde estaban los principios que habían meditado durante tantos años contra la fatalidad”.

¡Qué bello ejemplo! ¿No es así? Nos demuestra que cómo vivimos y cómo morimos se puede entrenar y practicar. Otra cosa es que no tengamos la grandeza de espíritu para hacerlo. Que prefiramos virar hacia lo cómodo. Pero, posible, desde luego, es.

Ya hemos despojado a la muerte de nuestros juicios. Ahora, ¿por dónde continuar?

Por donde nos recomendaban los estoicos: meditando sobre ella con frecuencia. Familiarizándonos con su cercanía.

Así lo explica el filósofo Epicteto, en unas inspiradoras líneas:

“Que la muerte y el exilio estén a diario ante tus ojos, pero sobre todo la muerte; y nunca abrigarás un pensamiento abyecto, ni codiciarás ansiosamente nada”.

Cuando entendemos esto, podemos decir con serenidad lo mismo que decía Epicteto: “Si tengo que morir ahora, entonces moriré ahora. Pero si tengo que morir más tarde, entonces ahora voy a cenar porque es la hora de cenar”.

Ejemplos Históricos

La historia está llena de ejemplos de personas que enfrentaron la muerte con valentía y serenidad. Aquí algunos de ellos:

Sócrates: El filósofo griego Sócrates fue condenado a muerte por corromper a la juventud de Atenas y por impiedad. Aceptó su sentencia con calma y pasó sus últimos momentos discutiendo sobre la inmortalidad del alma con sus discípulos. Bebió la cicuta sin temor, demostrando su creencia en la filosofía que había enseñado toda su vida.

Juana de Arco: La joven guerrera y santa francesa fue quemada en la hoguera a los 19 años. A pesar de las torturas y el juicio injusto, mantuvo su fe y valentía hasta el final, convencida de que estaba cumpliendo la voluntad divina.

Mahatma Gandhi: El líder pacifista indio fue asesinado en 1948. Gandhi había vivido su vida predicando la no violencia y la verdad, y enfrentó su muerte con la misma serenidad con la que había vivido. Sus últimas palabras fueron una bendición para su asesino.

Nelson Mandela: Aunque no murió en circunstancias violentas, Mandela pasó 27 años en prisión, enfrentando la posibilidad de la muerte en cualquier momento. Su capacidad para perdonar y su lucha por la justicia y la igualdad hasta el final de sus días son un testimonio de su grandeza de espíritu.

 

Reflexión Final

Aceptar la muerte como parte natural del ciclo de la vida nos permite apreciar y valorar cada momento que tenemos. Nos ayuda a enfocarnos en lo verdaderamente importante y a vivir de manera más auténtica. Además, comprender que la muerte es parte de la vida nos ayuda a enfrentar mejor el proceso de duelo cuando perdemos a un ser querido.


sábado, 17 de agosto de 2024

Respetar y hacer bien por amor al mismo bien

 


Cada persona tiene su propia manera de ser, pensar y actuar. Es fundamental respetar la individualidad de cada uno, tal como deseamos que nos respeten a nosotros. Este respeto mutuo es la base de una convivencia armoniosa y pacífica, donde cada individuo puede expresarse libremente sin temor a ser juzgado o discriminado.

 Es evidente que nadie está obligado a ser ni a pensar como nosotros. Las opiniones, gustos, hábitos y costumbres varían de un individuo a otro, y esta diversidad enriquece nuestra sociedad. Aceptar y valorar estas diferencias es esencial para construir un entorno inclusivo y respetuoso, donde la pluralidad de ideas y formas de vida se vea como una fortaleza y no como una amenaza. Por ejemplo, en un equipo de trabajo, valorar las diferentes perspectivas puede llevar a soluciones más creativas e innovadoras.

 Todos tenemos el deber de contribuir al bienestar colectivo, buscando siempre lo mejor para nosotros y para el mundo en el que vivimos. Este compromiso con el bien común nos impulsa a actuar con responsabilidad y solidaridad, entendiendo que nuestras acciones tienen un impacto directo en la comunidad y en el medio ambiente. Un ejemplo de esto es participar en actividades de voluntariado, como limpiar playas o ayudar en comedores comunitarios, lo cual beneficia tanto a las personas como al entorno.

 Además, debemos respetar a cada ser vivo, reconociendo que la divinidad está presente en todos ellos. Este respeto se extiende a las personas, la naturaleza y la vida misma. Al honrar la vida en todas sus formas, fomentamos un mundo más justo y equilibrado, donde cada ser tiene un lugar y un propósito. Por ejemplo, adoptar prácticas sostenibles como el reciclaje y el uso de energías renovables ayuda a proteger nuestro planeta y a todas las criaturas que lo habitan.

 No olvidemos que la paz en el mundo depende de la comprensión y la tolerancia que tengamos unos hacia otros. La empatía y la aceptación son claves para resolver conflictos y promover la armonía. Al ponernos en el lugar del otro y entender sus perspectivas, podemos construir puentes de diálogo y cooperación. Un ejemplo concreto es mediar en un conflicto entre amigos, escuchando ambas partes y buscando una solución que satisfaga a todos.

 En términos más generales, si las personas y las naciones se respetaran mutuamente tal como son, nunca habría guerras. Sin embargo, esta paz universal solo será posible si comienza dentro de cada uno de nosotros. La paz interior es el primer paso hacia la paz global. Cultivar la serenidad y el equilibrio en nuestro interior nos permite enfrentar los desafíos externos con mayor sabiduría y compasión. Practicar la meditación o el mindfulness puede ser una forma efectiva de alcanzar esta paz interior.

 Por eso, valoremos el día de hoy, reforzando nuestra intención de actuar cada día para fortalecer el ejercicio constante de la tolerancia, el amor y la paz. Cada pequeño gesto cuenta y contribuye a un mundo mejor. Desde una sonrisa a un desconocido hasta un acto de generosidad, todas nuestras acciones pueden sembrar semillas de bondad y esperanza. Por ejemplo, ofrecer tu asiento en el transporte público a alguien que lo necesita es un pequeño gesto que puede tener un gran impacto.



viernes, 7 de junio de 2024

Siempre hacia el horizonte




Es acertado dirigir nuestra mirada siempre hacia arriba, hacia lo que nos inspira ánimo y esperanza.

Cuando contemplamos las maravillas del cielo, las estrellas, la belleza de la luna o el poder regenerador del sol, surge en nosotros el deseo de progresar, de conectarnos con lo divino y de experimentar la felicidad. Sin embargo, si mantenemos nuestra vista constantemente hacia abajo, enfocándonos en el suelo, en las dificultades y en el desaliento, corremos el riesgo de limitar nuestros horizontes y de perder la confianza en la vida y en las expectativas positivas. Esta actitud puede agotar nuestras energías y esperanzas. 

Por tanto, cambiemos nuestra actitud rápidamente. Volvamos la mirada al cielo, reflexionemos sobre nuestro Creador y decidamos: “Soy feliz, llevo conmigo grandes alegrías. Mi conciencia está tranquila y vibrante, lo que me brinda paz interior. 

Pondré en práctica la felicidad que tengo y la compartiré con quienes me rodean.” No dudemos de que estos pensamientos positivos generan paz, fortaleza interior y progreso en nuestra vida cotidiana, mejorando nuestra calidad de vida. 

Cultivémoslos constantemente. Recordemos que, al generar energía positiva, somos los primeros beneficiados. Entonces, ¿por qué no seguir esta premisa?



martes, 7 de mayo de 2024

Hagamos el bien


La bondad siempre ha sido una cualidad admirable. Ayudar a los demás es algo que los seres humanos han hecho desde el principio de los tiempos, y es una práctica que sigue siendo muy importante en la actualidad. Hacer el bien a los demás nos ayuda a crecer como personas, nos conecta con nuestra comunidad y nos da una sensación de satisfacción personal.

Ahora es el momento decisivo para que hagamos el bien. Mañana, probablemente, el próximo no estará tan cerca, el amigo habrá desaparecido, la dificultad será mayor, la enfermedad se habrá vuelto más grave y la herida aparecerá más extendida.

El problema puede volverse más complicado y no se repetirá la oportunidad de ayudar. La buena semilla plantada ahora es garantía de una valiosa producción en el futuro.

Una palabra útil, dicha sin medida, será siempre una luz en el ambiente en que vivimos. Si deseamos ser perdonados por alguna falta, acerquémonos a aquellos a quienes hemos herido y revelemos nuestro propósito de corrección.

Si nos proponemos ayudar a nuestro prójimo, ayudémoslo sin demora, para que la bendición de nuestra práctica fraterna responda a las necesidades de nuestro Hermano, de manera eficiente.

No nos quedemos dormidos ante la posibilidad de hacer el bien y hacerlo lo mejor que podamos. No nos quedemos en una expectativa inoperante, cuando podemos contribuir a la alegría y a la paz.

Recordemos que, posponer el bien que podemos realizar es perder el tiempo y, en cierto modo, frustrar las expectativas Divinas y la misión terrena que, por el Creador, nos ha sido delegada.



martes, 30 de abril de 2024

El regalo de la vida

Hoy, he hablado con un amigo que está pasando por momentos dificiles, y me transmite desconsoladamente que "¡Quiere morirse!". Le respondí de manera inmediata que desterrase esos pensamientos, pues tiene motivos sobrados para ser agradecido, agradecido y agradecido, porque la gratitud es la grandeza del alma, es el reconocimiento de los beneficios recibidos de nuestro prójimo y, de manera especial, de nuestro Creador, por las infinitas posibilidades con las que nos permite vivir.

Si Dios permite que las pruebas nos visiten es porque sabe que podremos soportarlas, aprovechándolas y superándonos internamente.

Incluso en situaciones angustiosas, debemos reconocer los beneficios que recibimos, porque a veces es a través de ellos que podremos desarrollar el amor en nuestro corazón y mejorar nuestro espíritu.

Por tanto, aceptar con resignación las dificultades cotidianas no es disfrutar del sufrimiento, es reconocer lo bueno en todos los aspectos de la vida, fortaleciéndonos en la lucha por superarlas.

Si Dios nos lo permite y nos da vida cada amanecer, agradezcamos a Él por este gran regalo y luchemos para que nuestra vida corresponda a Sus planes. Además de ser nuestro deber, Dios renueva nuestras fuerzas cada día.

Un gran martes para todos nosotros, y que el balance de nuestro día sea positivo y gratificante cuando llegue la noche

viernes, 8 de marzo de 2024

Amor al prójimo

 



En el Evangelio de Marcos, encontramos la siguiente frase:

“Uno de los escribas se acercó a Jesús y le preguntó: ‘¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?’ Jesús respondió: ‘El primero es: Escucha, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todo tu ser. El segundo es este: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo.’”

En este pasaje, Jesús enfatiza la importancia de amar a Dios y al prójimo como los mandamientos fundamentales. Es un recordatorio esencial para vivir una vida centrada en el amor y la compasión hacia los demás.

Reflexión sobre el cuadro

Aprender a reconocer el bien en el otro forma parte del significado de lo que Jesús llama el segundo mandamiento. "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". La forma en que se expresa este mandamiento sugiere claramente que sólo podemos reconocer el bien en los demás si antes hemos reconocido el bien en nosotros mismos. El primer capítulo de la Biblia es una descripción poética de la creación del mundo por Dios. Uno de los estribillos de ese capítulo es 'Dios vio que era bueno'. La creación de Dios es esencialmente buena, y esto es especialmente cierto en el pináculo de la obra creadora de Dios, la persona humana. Eso es el amor: querer el bien del otro y reconocer el bien en el otro.

El cuadro representa el amor, pero un amor diferente, más estrecho. "El amor y la doncella", de John Roddam Spencer Stanhope, es una cautivadora obra de 1877 que encarna la sensibilidad estética y temática del movimiento prerrafaelita. El cuadro representa a una joven doncella rodeada de alegres figuras danzantes al fondo, en un paisaje idílico. La figura central, la doncella, está retratada con una expresión serena pero contemplativa, que sugiere inocencia o quizá aprensión ante la figura invasora del Amor. Está ataviada con una túnica clásica que realza su carácter etéreo e intemporal.

La figura alada del Amor sostiene su conocido arco en la mano izquierda, mientras que en la derecha sostiene un tallo de flores rosas, que entrega a la doncella. Ella le devuelve la mirada con una expresión ligeramente nerviosa. Podemos leer este cuadro como una representación alegórica del primer encuentro de una joven con el amor.

sábado, 17 de febrero de 2024

Contratiempos y buen carácter

Cuántas desavenencias y dolores se originan por pequeños actos de rudeza de espíritu. Y las consecuencias, casi siempre, son mucho mayores de lo que podrían pensar quienes las provocan y, ciertamente, actuarían de otra manera si las supieran de antemano.

No cuesta mucho prestar más atención a lo que decimos o hacemos. Es necesario estudiar el momento, las circunstancias y, sobre todo, tener presente que nuestro prójimo, como nosotros, también es hijo de Dios, con sentimientos, conciencia y espíritu.

La buena conducta resulta del cultivo del buen carácter. Cuando respetamos la sensibilidad de los demás y somos considerados con ellos, tanto en pensamientos como en acciones, estamos almacenando bendiciones divinas para nuestras vidas e iluminando nuestros corazones con las luces de la nobleza espiritual.

Y no permitamos que estas luces se apaguen, ni siquiera si, a veces, la tristeza, las revueltas y el mal, a toda costa, quieren tomarnos el pulso y el rumbo de nuestras acciones. Ante los contratiempos, reflexionemos seriamente y reaccionemos con firmeza y mucho amor y, sobre todo, en silencio, hablemos con nuestro Creador. ¡Y todo se resolverá!

Estemos seguros de que es a través del poderoso silencio de nuestra conciencia que hablamos sinceramente con el Creador ¡Y Él nunca dejará de escucharnos!

lunes, 23 de enero de 2023

Refuerza tu optimismo



Si nos vemos como personas limitadas, seguramente pondremos barreras psicológicas que nos impedirán avanzar. Por eso, es importante que nos sintamos lo suficientemente empoderados para hacer aquello a lo que aspiramos, lo que queremos.

Apostamos por nosotros mismos, dándonos siempre una segunda oportunidad. Actuemos con compromiso y confianza, y todo encajará. No nos sintamos disminuidos por no poder resolver un problema de inmediato. Nadie es mejor que nosotros.

Ampliemos nuestro horizonte y lograremos mucho más de lo que imaginamos. Bendigamos la vida, aun con las dificultades y luchas que nos presenta. Las fases desfavorables también pasan.

El mantenimiento de pensamientos negativos potencia los problemas dificultando aún más las soluciones. No hagamos las cosas más difíciles de lo que ya son.

En cada momento y cada día, reforcemos nuestro optimismo y pensemos solo en cosas positivas. En nuestras dificultades oremos y busquemos la protección de Dios, que es infalible, y las soluciones vendrán con calma.

Que este lunes se llene de la presencia de Dios, y nos traiga una semana de progreso y buena salud en nuestras vidas.

martes, 19 de abril de 2022

Alegría de vivir

 



Pongamos alegría, gozo y encanto en todo lo que hagamos y la vida nos mejorará, desde la superación de nosotros mismos. Todo empieza en nuestro interior.
 
La guía espiritual sugiere que eliminemos la tristeza. Ahora bien, esto solo lo lograremos si ponemos la alegría en su lugar en primer plano.
 
Desterremos el desánimo con la escoba del espíritu. Expulsemos el vinagre del desencanto con el vino de la esperanza que motiva y da sentido a la vida.
 
Tratemos de hacer todo lo que esté a nuestro alcance, porque esta disposición es la que nos dará la fuerza para superar los obstáculos del camino. Si el obstáculo es grande, necesitamos un gran salto y luego necesitamos una reserva sustancial de fuerza.
 
Y esa reserva que nos hará fuertes, la conseguiremos con valentía, constancia, carácter y trabajo. Con alegría y disposición nos estimulamos positivamente y, con el encanto de la vida, nos fortalecemos con la fuerza de un león.
 
Y, lo más importante, no olvidemos que somos hijos de Dios, y Él, como Padre amoroso que es, no nos abandona. ¡Hagamos, pues, nuestra parte y confiemos en Él!
 
¡Un abrazo!

jueves, 20 de agosto de 2020

La virtud de la paciencia

 


La paciencia ante situaciones que escapan a nuestro control, y que naturalmente actúan en contra de nuestra voluntad, no significa debilidad o incapacidad por nuestra parte. No deberíamos pensar así.

 

La resignación es una actitud propia de los humildes de espíritu; es una postura que solo quienes confían en Dios y han aprendido de la vida, saben utilizarla.

 

No tiene sentido indignarse o enfurecerse contra lo que llamamos mala suerte, porque es usando la paciencia que las cosas se arreglan.

 

¡Creamos!, entreguémonos al Creador y las cosas pronto se unirán para mejor.

 

¡Y atención! No nos dejemos llevar por el falso concepto de resignación. Resignación es aceptar las cosas como son, pero tratar de hacer lo mejor que podamos para transformarlas.

 

Resignarse es tener mucha paciencia. Es buscar, con sabiduría, tiempo para respirar y tomar un nuevo aliento para afrontar desafíos y pruebas, con mayor energía.

 

La paciencia es una noble virtud. Practiquemos esta virtud en nuestro día a día, porque con el tiempo será parte de nuestra personalidad, de forma natural y definitiva.

 

Este jueves, recordemos que somos los más beneficiados actuando con paciencia.

miércoles, 19 de agosto de 2020

La Piedra Filosofal



Hubo un tiempo lejano en que los hombres se dedicaron al estudio y la práctica de la alquimia.

La alquimia es la expresión externa de la filosofía hermética aplicada mediante la magia a los seres de la Naturaleza, excluyendo a los animales, incluido el hombre; actúa sobre minerales y vegetales. Sin embargo, al descubrir la "piedra filosofal", con ella se forma el "elixir de la vida", con el propósito de darle longevidad.

Esta piedra filosofal ”sería una composición química y tendría la virtud de transformar los metales básicos en oro y plata.

Sin embargo, después de siglos, el hombre no ha logrado lo que preconizaba la alquimia, ni siquiera los laboratorios técnicamente más sofisticados.

El Ser humano debe preocuparse por lo racional y no esperar milagros con el manejo de sustancias químicas.

El elixir de una larga vida es la templanza; una vida sobria, sin excesos, sin adicciones provocadas por drogas nocivas, un comportamiento equilibrado y saludable, como es el lema: Mens sana in corpore sano.

Los alquimistas son simplemente nociones pasadas que no nos han servido de nada.

 

sábado, 8 de agosto de 2020

Tu viaje


Cuando tenemos que hacer un viaje, nos preocupamos, esmeradamente, de todos los detalles y todas las posibilidades de imprevistos, previendo y tratando de tomar todas las medidas para que el viaje no se vea comprometido. En resumen: es fundamental que preveamos proporcionar.


Así, cuanto más largo y complicado es el viaje, mayores son las preocupaciones y más intensos los preparativos. Un poco de descuido puede significar comprometer el viaje e incluso una tragedia.


Ninguno de nosotros tiene ninguna duda de que en este mundo somos pasajeros de un gran viaje desde nuestro nacimiento. Y sabemos que es un viaje único, porque es nuestra vida, por tanto, la más importante.


¿Estamos haciendo todos los preparativos para este viaje, cuyo viaje nos llevará a la eternidad? Sabemos que al final del viaje, cosecharemos las recompensas de sembrar que hicimos libremente ante circunstancias adversas o no.


Por tanto, seamos prudentes organizándonos; ser previsores, atender nuestras necesidades y carencias, y no exponernos más allá de lo necesario. En esta vida el viaje es sin retorno, y al final seremos recompensados ​​o penalizados. Todo esta en nuestras manos.


Este día, tomemos un tiempo de nuestro día para evaluar este gran viaje nuestro llamado vida y hacer correcciones de rumbo, si corresponde. ¡Solo podemos ganar!


¡Un abrazo!

sábado, 1 de agosto de 2020

No hay felicidad sin amor.


La mayoría de las personas buscan la felicidad en la complejidad de las cosas y, casi siempre, afuera, en algo o en alguien.

 

Piensan, por ejemplo, que la riqueza y el éxito son fórmulas que garantizan la felicidad cuando, de hecho, este es el resultado. Otros, menos ambicioso, concluyen que el solo hecho de estar sano es suficiente felicidad en sus vidas.

 

La salud es una condición necesaria para la vida y está disponible para la mayoría de los seres humanos, sin embargo, muchas personas, a pesar de la buena salud, no están contentas.

 

La felicidad no se encuentra en las cosas, en las personas o en la riqueza, ni, simplemente, en la salud. Para ser felices, necesitamos: hacer las cosas bien, amar lo que hacemos bien y ser pacientes a la espera del resultado. La felicidad viene!

 

El secreto es que la verdadera felicidad está dentro de nosotros, en la simplicidad de los pequeños actos de bondad hacia nosotros y hacia nuestro prójimo, anclados en el amor fraternal incondicional. No hay felicidad sin amor.

 

Es esencial que los gestos y las actitudes optimicen la felicidad. Hacer el bien a los demás, sorprender a tu ser querido, ser útil en las tareas diarias y cumplir con nuestros deberes, son pequeñas cosas que nos hacen felices.

 

Para ser feliz, no es necesario tener nuestra mente en la riqueza, sino traer cosas ricas a nuestra mente. Nuestra espiritualidad es la esencia de nuestra vida, y el lado material muestra la forma de su manifestación.

 

Hoy, recuerda que cuanto más poblamos nuestras vidas con pensamientos cargados de amor por todos los que nos rodean, mejor viviremos juntos y más felices seremos.

 

¡Un abrazo!


Domina tus emociones


Podemos sentir las formas más diversas de emociones: ira, anhelo, melancolía, tristeza, miedo, ansiedad, etc.

 

La emoción revuelve el espíritu, acelera o reduce el orden mental, provocando un desequilibrio en nuestras acciones y reacciones. En esos momentos, debemos esforzarnos por dominar la mente.

 

El dominio de la mente comienza cuando detenemos las palabras y medimos cada oración pronunciada, dentro de una atmósfera de absoluta normalidad. Para hacer esto, debes pensar despacio, calmar tus palabras y ser paciente.

 

De esta manera, llegaremos a la serenidad necesaria para controlar la situación, ordenar palabras con equilibrio y superar las crisis emocionales.

 

Lo que sale de la boca es la fuerza creativa y no hay forma de hacer que regrese. Por lo tanto, pensemos detenidamente antes de hablar, evitemos los excesos, rijámonos por la verdad y el sentido común, regulemos el tono de nuestra voz y no seamos groseros.

 

No cobramos represalias ni buscamos responsables. Si nuestra mente busca soluciones, nos volvemos positivos. Y si busca razones, nos volvemos negativos. Por lo tanto, pasemos más tiempo conscientes que soñando, haciendo que planeando, viviendo que esperando.

 

Recordemos con serenidad que: "La franqueza no consiste en decir todo lo que se piensa, sino en pensar todo lo que se dice".

 

¡Un abrazo!


miércoles, 29 de julio de 2020

Tú eliges


Nuestra vida está llena de contratiempos y dificultades. Pero, debemos ver estos reveses como oportunidades para el crecimiento personal y el aprendizaje en esta maravillosa escuela llamada "vida".

Nuestra conclusión sobre todo lo que nos sucede depende de cómo vemos, analizamos las cosas y las transmitimos a nuestra mente, cada episodio, cada contenido.

La tendencia a mirar solo el lado malo de las cosas nos convierte en pesimistas, incrédulos y sin la autoconfianza necesaria para trabajar en busca de nuestra felicidad y nuestro crecimiento, material y espiritual.

Al decir "No puedo" o "No puedo hacerlo", estamos dando una clara señal de debilidad y fragilidad espiritual y, por lo tanto, socavando nuestra capacidad de creer que podemos perseverar y obtener lo que queremos.

En esos momentos, pongámonos en las manos de Dios, con absoluta confianza, y decidamos sin pestañear: seguiré intentándolo porque quiero, puedo, soy capaz y triunfaré.

Si asimilamos las dificultades y decepciones con valor y decidimos enfrentarlas con optimismo, habremos absorbido la fortaleza insustituible de la vida, que es la esperanza y la fe.

La elección siempre será nuestra, y este es el poder que todos tenemos: el poder de la elección. Podemos elegir actuar con fe y esperanza o reaccionar con miedo y desesperanza.

Ahora tenemos una buena oportunidad para decidir nunca renunciar a nuestras convicciones y proyectos, porque solo perderemos si no lo intentamos. ¡Así que adelante!

¡Un abrazo!


martes, 28 de julio de 2020

AMOR verdadero


Si queremos ser felices, amémonos.

La mayoría de la gente no sabe el verdadero significado del amor. Limitan su amor a las pasiones o sentimientos que tienen cuando están enamorados. El amor es un sentimiento amplio que no se limita a una sola persona.

Por supuesto, el amor del esposo o la esposa se confunde con el placer y la alegría, pero en realidad, el amor es un sentimiento de sacrificio, practicado por personas dispuestas a renunciar a los deseos personales en beneficio de otras personas.

Mientras las personas no definan el amor, hasta que se den cuenta de que el amor es algo que no depende de la posesión, el egocentrismo, la planificación, el miedo a perder, la necesidad de ser correspondido, el amor no será amor.

El amor requiere abnegación, renuncia, otorgamiento y compasión. No busca riquezas o vanidades y se completa haciendo el bien y brindando momentos de felicidad a nuestro prójimo.

El amor es transparencia, pureza. No es falso y está unido con la verdad como dos caras de la misma moneda y es imposible separarlas. El amor es el resultado de nuestra comprensión de la espiritualidad divina que existe en todos nosotros.

Si queremos menos violencia en el mundo, más armonía entre las personas, menos envidia, celos, egoísmo, orgullo y más tolerancia, creemos más amor en nuestros corazones.

Este martes, recordando al apóstol Pablo, asegurémonos de que siempre quedarán tres cosas: fe, esperanza y amor. Pero el más grande de todos es el amor.

¡Un abrazo!

jueves, 23 de julio de 2020

Escoger bien




Las cosas malas no son lo peor que nos puede pasar. Lo peor que nos puede pasar es que NADA suceda.

Una vida fácil, sin sacrificios, sin obstáculos, nada nos puede enseñar, porque lo que importa es lo que aprendemos. Lo que aprendemos y cómo nos desarrollamos ante las dificultades.

Trazamos nuestras vidas por el poder de nuestras elecciones. Un pequeño cambio hoy puede conducir a un mañana profundamente diferente. Las recompensas son excelentes para aquellos que tienen el coraje de cambiar, pero estas recompensas no llegan de repente o de la noche a la mañana.

El premio por nuestras buenas elecciones proviene de nuestro trabajo, de la confianza que tenemos en nuestra capacidad y de nuestra persistencia en alcanzar las metas que establecemos. Nuestros resultados son el resultado de nuestras elecciones. Y se necesita tiempo y paciencia.

Generamos nuestros propios medios y obtenemos exactamente lo que buscamos. Somos responsables de la vida que creamos nosotros mismos. ¿Quién será el culpable o quién será elogiado, si no nosotros mismos?

Tomemos un tiempo, reflexionemos y hagamos una pregunta: ¿quién puede cambiar nuestras vidas en cualquier momento, si no nosotros mismos? Dios quiere que seamos felices y, por eso, nos ha dado el mayor bien, además de la vida, el libre albedrío. ¡Escojamos bien, por lo tanto!

lunes, 20 de julio de 2020

Mueve montañas




Nuestros deseos se miden por el grado de disposición que tenemos para cumplirlos. Cuanto más valioso sea el deseo para nosotros, mayor será nuestra voluntad de ganarlo, y esta intensidad es lo que determina, también, nuestra fe para lograrlo.

El primer paso para no llegar a donde queremos ir es decirnos a nosotros mismos que no tendremos éxito. Es bueno recordar la famosa frase de Henry Ford: "Si crees que puedes, puedes. Si crees que no puedes, tienes razón".

Nunca podemos imaginar llegar a la cima de la montaña si no creemos que sea posible escalarla. Las posibilidades de éxito en cualquier viaje dependen de la fe que tenemos en nosotros mismos y del grado de conocimiento que se utilizará para enfrentar y superar los obstáculos.

La mejor manera de desarrollar la autoconfianza es comenzar a hacer cosas que no estamos seguros de poder lograr.

En este caso, no nos importan demasiado los resultados, pero hacemos una evaluación de lo que hemos hecho y de lo que podemos hacer para mejorar.

Muchas personas, por no creer en su potencial, perdieron años, se preocuparon por lo que no podían hacer y terminaron sin lograr lo que realmente sabían.

Si queremos obtener resultados sólidos y constantes, la motivación que nos llevará a alcanzar la meta y alcanzar la meta, sin duda, vendrá de nuestro interior.

Que todos tengamos, con este lunes, el comienzo de una semana llena de paz, muchas alegrías y logros.

domingo, 19 de julio de 2020

A buen puerto

Nuestra existencia es como un gran barco. Tenemos el timón en nuestras manos, ya que Dios, al confiarnos el don de la vida, nos ha hecho timoneros únicos y responsables.

Entonces, no tengamos miedo de mirar lejos, estar atentos y, con gran prudencia, navegar con coraje y determinación.

Seamos sabios al usar el mayor bien que Dios nos ha dado, además de la vida, que es nuestro libre albedrío, y decidamos con cuidado y firmeza a qué destino queremos llegar, evaluando siempre si nos guiamos por la brújula infalible de equilibrio, amor y paz.

En el mar de la vida, hay muchos peligros disfrazados de calma. Seamos vigilantes para que, algún día, podamos atracar el barco de nuestra existencia en puerto seguro.

No olvidemos que, en espiritualidad, tendremos que dar cuenta del uso que hicimos del barco que nos fue confiado. Dios en su contabilidad justa hará el balance final de nuestras acciones, recompensándonos en la medida exacta de nuestro mérito.

Tan responsables como somos, tomemos un tiempo y reflexionando, confiemos en que cuando hagamos nuestra parte bien, Dios hará el resto. Él es nuestro Puerto Seguro!