martes, 25 de octubre de 2011

La experiencia de vivir

Los niños son más felices porque no conocen los conceptos abstractos de sus mayores ¡Viven el instante!...pero crecen, y...
Todo el mundo tiene diferentes maneras de pasar su día. Hay dos tipos de gente. La gente desidiosa, los que lloran por insignificancias, los que que sufre por nimiedades, ¿No se dan cuenta de que la vida son dos días?.
En cambio la gente feliz… Simplemente, se dan cuenta de que ¡¡sólo hay una vida!!, que es su vida, y la tienen que aprovechar al máximo porque ¡nunca dejará de ser suya!!...
Que no te levanten un día de tu cama, te sienten en la mesa camilla, te den de comer sopas, y pienses que tu vida ha pasado sin pena ni gloria, que te hiciste invisible para el mundo.

lunes, 24 de octubre de 2011

El Jardin prohibido

Yo... Solo soy esa... Tu condena, tu amor imposible...
Esa que por mas que intentes no podrás olvidar...


















































































































Una tarde de otoño, junto a la chimenea, al calor de los rescoldos de lo que fue una hipnotizadora hoguera, un amigo me contó la historia de un rey y una desconocida que un día se encontraron por los caminos insondables de la vida. Ella reinaba en otro país lejano al que le debía su compromiso en base al juramento que un día hizo.
Primero fueron dos grandes amigos, después él se enamoró. Ya sabemos cómo es el amor, en ocasiones surge con fuerza y no respeta leyes, pautas sociales, imposiciones y un sin fin de trabas más. En ocasiones las personas se enamoran de otra que no deben. Así es el amor.
¡Sí! Hay amores imposibles. Aquellos que se resisten, aquellos en los que la chispa no enciende la llama del amor y la magia no aparece. Pero también están aquellos en los que el amor explota, la chispa arrasa, la magia perturba sin fin... Pero siguen siendo amores imposibles. No puedo estar de acuerdo con el escritor y dramaturgo francés Jules Renard,  cuando dejó una frase para posteridad Entre un hombre y una mujer la amistad es tan sólo una pasarela que conduce al amor”. Ciertamente, se notaba que andaba muy desencaminado. El amor está muy bien, cada cual a su modo, pero la amistad y la fraternidad están a otro nivel. Ciertamente no hay en el mundo nada más noble y raro que una amistad auténtica e inquebrantable.
Éste amigo me explicó que había una larga lista de amores imposibles, pero me quedé con dos de ellos, tal vez por ser los más frecuentes y complicados.

AMOR IMPOSIBLE POR UN TERCERO: Los compromisos previos de orden sentimental que una persona pueda tener con otra hacen difícil la concreción de un nuevo amor. No solo por los lazos que componen la relación de pareja sino por los lazos que también generalmente hay entre la pareja con la tercera persona. Muchas veces se trata de la mejor amiga de la novia y el novio de esta los que se enamoran, o el mejor amigo del novio y la novia de este. Ni hablar cuando estas relaciones están agravadas por haber contraído el estado civil de casado o casada. En esto casos lo mejor es pensar bien las cosas antes de actuar. Hay que recordar que existen otras personas en el medio que pueden salir lastimadas con nuestra decisión. Pensar y reflexionar detenidamente si este amor se trata de un amor verdadero o no, antes de lanzarnos a la vacío es fundamental. Por lo demás existen miles de estos casos que se transformaron de amores imposibles a amores posibles. Así que nada está perdido.
Sueño encantado
AMOR IMPOSIBLE POR LA DISTANCIA: En fin, que decir, desde cuando la distancia fue un impedimento para el amor salvo en los casos que el amor es algo frágil y tibio. Las pasiones arrolladoras llevan el amor hasta las últimas consecuencias y la distancia no es más que una piedrecita en el camino del que está enamorado. Este amor no tiene nada de imposible. La distancia es la mayoría de las veces una excusa, no un impedimento.
En el cuento, El Rey llora porque no puede ver a su amada. Se pasa el día pensando delante de la gran chimenea que hay en el salón del trono. Llora porque no tiene sus besos, sus caricias, los susurros... Él tan sólo mira sus fotos a escondidas maldiciendo lo que siente, dudando sobre su vida. Es un amor imposible igual que un viaje sin regreso. Estaba frente a la tesitura de tomar uno de los dos caminos: la amistad o el amor. 
No podía seguir así, llevaba demasiado tiempo esperando una señal. No sabía qué era mejor: Si ser fiel a sus compromisos o fiel a su corazón.
Un atardecer gritó desde la torre del homenaje “Ésta noche estaré en el sitio donde te conocí. Allí te esperaré hasta las doce, si no vienes... me iré yo." 
La corona de la reina imaginaria de los cuentos de hadas
Ella, posada en su el tálamo desierto, observando como las gotas de lluvia resbalan por los cristales de su ventana, piensa y admite con beneplácito y serenidad que en ocasiones la vida no es justa, ni las cosas suceden siempre a nuestro gusto...y siente paz interior porque así sea. A decidido dejar que la paciencia infinita del tiempo trabaje a su favor y esperará el milagro a pesar de todo. Seguirá amando en silencio a su misterioso rey...Como algo inaccesible, como un sueño que nunca logrará realizar y el lejano perfume de su amor imposible, volará ayudado por los cálidos vientos hasta el castillo de su rey...rozará sus cabellos... Y jamás lo sabrá. 

Continuará...

Escrito por:
أبو عامر محمد بن أبي عامر ابن عبد الله المعافري

Pincha en el enlace y escucharás una canción que trae a colación el recuerdo de algunos momentos inolvidables... 

Otro enlace...

jueves, 20 de octubre de 2011

La felicidad con amor

Todos los adultos tenemos algo de niños para encontrar la verdadera felicidad.

¿De verdad buscamos la felicidad? Pues empecemos por amar, pero con amor verdadero. Porque sólo el amor, provee la felicidad. Sí, el amor, aunque las grandes internacionales intenten hacernos creer que “la Coca-cola es la chispa de la felicidad”, “un diamante es para siempre”, el último modelo de automóvil (con rubia incorporada y guaperas engominado)... tampoco la ciencia y en ocasiones ni siquiera la filosofía. Aquellos que saben mucho; que reflexionan mucho, no son necesariamente felices. Porque lo que descubren, no siempre es alegre. Pero aquellos que sienten amor en su corazón; aunque no saben mucho, son más felices. ¿Por qué? Porque El Gran creador de nuestro inmenso Universo ha puesto la felicidad en el corazón; y no, en el intelecto.
La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días. Benjamín Frankling
La irrefutable ciencia, la sabiduría o los bastos conocimientos no pueden proporcionarnos la felicidad: Nos allanan el camino, lo iluminan, dan una orientación; pero son incapaces de hacer felices a las personas. Diremos: «¡Pero hay gente que el amor sólo le ha aportado experiencias desgraciadas; e incluso, trágicas!» Sí, porque no sabían dónde buscar el amor y cómo amar. Así pues; si queréis ser verdaderamente felices, aprended a amar." ¿Cómo se aprende a amar? Pues como casi todo en la vida, practicándolo constantemente y sin mirar cunado ni con quién.

La espiritualidad ayuda a que los niños sean más felices, señalan los resultados de un estudio realizado con más de 760 niños de colegios religiosos y públicos. La razón: la espiritualidad, considerada como un sistema interno de creencias, produce el sentimiento de vivir con un sentido, estimula la esperanza, refuerza las normas sociales positivas, y proporciona una red social de apoyo, todos ellos elementos que mejoran el bienestar personal. Estos resultados hacen pensar en la necesidad de estrategias destinadas a proporcionar a los niños una educación espiritual, a inculcarles actitudes hacia los demás como la amabilidad o el altruismo. Porque, en definitiva, la gente feliz es más tolerante, creativa y productiva, según los científicos.


jueves, 13 de octubre de 2011

Los hermosos cisnes /The Bonny Swans

Mitos, leyendas y relatos sensuales. El cisne está recubierto de un halo de magia, amor y ternura. En la mitología griega Leda también se dejó seducir por un cisne.

Letra tradicional. Música y arreglos de Loreena McKennitt http://www.youtube.com/watch?v=oLnKdNJK5D8&feature=related


Un agricultor que vivía en el norte país,
Tenía una, dos y tres hijas.
Estas hijas caminaban por la orilla del río
La mayor empujó a la más joven


¡Oh hermana, oh hermana, dame la mano
Y yo te daré la casa y las tierras
Ni te doy la mano ni el guante
A menos que me des tu amor verdadero
A veces se hundía, a veces nadaba


Hasta que llegó a la presa del molinero
La hija del molinero, vestida de rojo
Fue a por agua para hacer pan
Oh padre, oh padre, aquí nada un cisne
Es muy suave, como una mujer


Lo pusieron sobre un banco para secarlo
Llegó un arpista que pasaba por allí
Hizo las clavijas del arpa con sus dedos
Hizo las cuerdas del arpa con su dorado pelo
Hizo el marco del harpa con sus huesos
Y directamente comenzó a tocar sola.


Él la llevó al hall de su padre
Había tribunal en la corte
Él puso el arpa sobre una piedra
Y directamente comenzó a tocar sola.


Y allí estaba sentado mi padre, el Rey
Y allá se encontraba mi madre, la Reina
Y allí estaba sentado mi hermano Hugh
Y junto a él William, dulce y sincero
Y allí sentada, mi falsa hermana, Anne
Quién me ahogó por un hombre

Arpas , duendes celtas, hadas y druidas. Un mundo cargado de magia...  

martes, 11 de octubre de 2011

Silencio sentido, sentido del silencio



El silencio es una de las realidades de las que, paradójicamente, más se habla. Constituye un tema permanente sobre el que se pueden escribir textos tan bellos como éste.
Con dignidad saben el bosque y la roca callar contigo. Vuelve a ser cual el árbol que amas, el de amplias ramas: silencioso y atento cuelga sobre el mar. Allí donde acaba la soledad comienza el mercado comienza también el ruido de los grandes actores y el zumbido de las moscas venenosas… El mundo gira en torno a los inventores de nuevos valores, gira sin que se lo perciba. Pero el pueblo y la fama giran en torno a los actores: así es como se mueve el mundo.
Es la invitación de Zaratustra, en Así habló Zaratustra de F. Nietzsche, a compartir la soledad silente de la naturaleza, hoy más necesaria que nunca en un mundo cada vez más ruidoso y desvinculado de lo natural. Un mundo fabricado desde determinadas instancias que han traído un exceso de verbalismo y de señales ruidosas, así como el desconocimiento y el alejamiento de uno consigo mismo.
Permite la meditación y la atención plena.
Tal es la invención de la máquina y su desarrollo con la penetración del sonido inarmónico en la vida del individuo. Es un producto de la industrialización, la era de los motores de sonoridad pesada y estridente que se propaga en muchos trabajos. Y que ocupa las carreteras y las calles de nuestras ciudades con el fragor del tráfico de vehículos. Un ruido en progresivo aumento, ya que el desarrollo tecnológico de la sociedad de la información y el conocimiento no está siendo más benigno con este huésped insidioso, que produce nuevas y cada vez más sofisticadas formas acústicas. La intensificación y diversificación de este elemento perturbador ha llegado a extenderse a todos los ámbitos de la vida privada y pública. Una sinfonía discordante de sonidos provenientes de televisiones, radios, teléfonos móviles… penetra omnipresentemente a todas horas en las mentes de los ciudadanos. Mientras esos mismos medios de comunicación vulgarizan e intensifican, a su vez, la voz y el ruido en la fabricación de la realidad y de la conciencia, con paquetes seriados de consignas homogeneizadoras.
La cultura de masas imposibilita el silencio y mercantiliza lo acústico disonante dotándolo de sentidos diversos. De tal manera que el ruido se ha ido vinculando en las últimas décadas a diferentes aspectos de la vida social. Se ha convertido en expresión de alegría, aunque muchas veces se trata más de estrépito y estridencia que de un contento natural. Tal es, por ejemplo, el vocerío y la bulla de los deportes de masa. También se ha infiltrado en la fiesta, de tal manera que la fiesta es sólo tal si va acompañada de potentes decibelios. Asimismo se ha considerado el ruido algo propio de la juventud. Cuando el ruido, en sí mismo, no es rasgo propio de ninguna edad, sino una interferencia innecesaria, artificial a menudo, con la que se invade y agrede la naturaleza silenciosa, tan propia como poco reconocida, del ser humano.
Paseando mis recuerdos, me llevan hasta la orilla blanca de ésta playa.
Existen, ciertamente, numerosas formas e interpretaciones del silencio como signo, tan variadas como son las intencionalidades del que lo atestigua y del que lo interpreta. De ahí resulta, entre otros, un silencio afectuoso, prudente, aceptador, amenazante, negador o ambiguo. Sin embargo, hablar del silencio, y sobre todo practicarlo se ha convertido en algo inadecuado o extraño pudiendo llegar a constituir en algunos contextos de la cultura occidental, incluso, una provocación. Piénsese en muchos encuentros sociales en los que el silencio se interpreta como algo descortés. O, con otro sentido, lo que sucede, todavía, en aquellas culturas donde perdura el enmudecimiento segregador impuesto a las mujeres en los encuentros mixtos. De la misma manera que en sociedades que se dicen despojadas de tabúes todavía se sigilan determinadas enfermedades estigmatizadas como el sida o la enfermedad mental.
Quien siempre ha tenido el poder de administrar y reglamentar la palabra y el silencio es la Institución. Ha sido muy pautada la ausencia de la palabra en los ámbitos monásticos del Occidente medieval –diferente del silencio autoimpuesto y elegido del eremitismo espiritual- y en determinados rituales, aunque actualmente estos contextos son cada vez más restringidos. En el ámbito político también se acalla a los ciudadanos, permitiéndoles la palabra una sola vez cada cuatro años. Y, en el contexto sanitario sucede frecuentemente que no existe el valor del intercambio, pues la palabra válida resulta ser la palabra funcional que confirma al médico frente al paciente que ha perdido el uso de ella. También, el espacio educativo es cada vez más un universo dictado, en donde la libertad de cátedra se restringe y los curriculums explícitos preestablecidos enmudecen la posibilidad de otras opciones.
Silencio y quietud.
Inconfundible es también el silencio que se muestra ante la autoridad política o religiosa como evidente muestra de respeto ritual o sumisión. De ésta emana, asimismo, la censura o el silencio impuesto. Es el mutismo obligado que convierte en silentes las voces no aceptadas por el sistema, y en peligrosa la palabra pronunciada por el adversario.
Existe, asimismo, la palabra inaceptada, que tan frecuentemente se desdeña e ignora en la vida cotidiana. Es la palabra que no se escucha, que el interlocutor traduce en ruido o ausencia de sentido. Ocurre cada vez que alguien dice algo pero lo expresado no se toma en consideración o se le despoja del sentido. Hecho bien descrito por las expresiones: como si oye llover o le entra por una oreja y le sale por la otra.
Hay veces que la palabra estorba y desaparece en el silencio íntimo de los amantes. De este silencio habla Meher Baba cuando les pregunta a sus discípulos del porque la gente se grita cuando está enojada. Después de escuchar las respuestas de éstos, y no satisfaciéndole ninguna de ellas, les explica que cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar para poder escucharse. Mientras más enojados estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia. A diferencia de cuando dos personas se aman, no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo.
Por los caminos del silencio y la serenidad. Santiago de Compostela.
Lo cierto es que nos hemos acostumbrado a este fragor circundante que ha invadido nuestras vidas, sin percatarnos que nos afecta a la salud y a la manera de manejar el mundo, no dejando espacio para poder encontrarse uno consigo mismo. Es así que se hace más necesario que nunca alejarse del ruido humano, e imitar a la naturaleza en el silencio pleno latente bajo su sonido natural. Se trata de vivir mediante la introspección el silencio mental, el que va más allá de las construcciones mentales de la palabra. Es la mirada muda donde se desvanece el pensamiento, la construcción convencional del mundo, y descubre a la naturaleza humana su universo inédito. La experiencia de este silencio se asemeja al vacío en su plenitud, es invisible, intangible e inaudible. Subyace a todo sentido, pareciendo que lo anula cuando, en realidad, sin este misterioso silencio no existiría ni el experimentador ni el mundo.
La serenidad nos da el mejor don que los mortales podemos disfrutar: La contemplación

Aitxus Iñarra: Profesora de la Universidad del País Vasco

martes, 4 de octubre de 2011

Óyeme con atención


Óyeme con atención: mantente alerta contra ti mismo, pon cadenas a tu impaciencia, a tu ansiosa premura, a la voz de tus deseos, a tu ira y violencia.
Ten FE en el renacer de un nuevo día, porque cada día es un comienzo nuevo. No importa lo que sucedió ayer o antes de ayer. Cuando te despiertas por la mañana y tomas ese primer respiro, es un nuevo día, una nueva vida. Se trata de quién serás hoy y mañana, no de quién fuiste ayer.
Sé esa persona que ayude a alguien más a remover su cortina de la oscuridad, y pide ayuda para remover la tuya.
Mírate al espejo y verás al enemigo que debes vencer. 

lunes, 3 de octubre de 2011

Sin saber dónde


La mayor parte del tiempo, no sabes dónde se manifestarán tus semillas positivas. Sin embargo, continúa sembrando, regando y ocupándote de éstas. Nunca se sabe dónde crecerán. 
Afinación Diaria de la Conciencia de la Kabbalah