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miércoles, 19 de marzo de 2025

Para qué he vivido




Hoy, un H. muy querido me hizo llegar este texto extraordinario. Su lectura me impactó profundamente y resonó en mi interior de una manera que me llevó a reflexionar. Las ideas que encontré en él me parecieron tan valiosas que sentí la necesidad de compartirlas contigo, esperando que también te inspiren y te inviten a la reflexión.

"Para qué he vivido, por Bertrand Russell

[PÓRTICO]

 Tres pasiones simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por el sufrimiento de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación.

He buscado el amor, primero, porque conduce al éxtasis, un éxtasis tan grande, que a menudo hubiera sacrificado el resto de mi existencia por unas horas de este gozo. Lo he buscado, en segundo lugar, porque alivia la soledad, esa terrible soledad en que una conciencia trémula se asoma al borde del mundo para otear el frío e insondable abismo sin vida. Lo he buscado, finalmente, porque en la unión del amor he visto, en una miniatura mística, la visión anticipada del cielo que han imaginado santos y poetas. Eso era lo que buscaba y, aunque pudiera parecer demasiado bueno para esta vida humana, esto es lo que -al fin- he hallado.

Con igual pasión he buscado el conocimiento. He deseado entender el corazón de los hombres. He deseado saber por qué brillan las estrellas. Y he tratado de aprehender el poder pitagórico en virtud del cual el número domina al flujo. Algo de esto he logrado, aunque no mucho.

El amor y el conocimiento, en la medida en que ambos eran posibles, me transportaban hacia el cielo. Pero siempre la piedad me hacia volver a la tierra. Resuena en mi corazón el eco de gritos de dolor. Niños hambrientos, víctimas torturadas por opresores, ancianos desvalidos, carga odiosa para sus hijos, y todo un mundo de soledad, pobreza y dolor convierten en una burla lo que debería ser la existencia humana. Deseo ardientemente aliviar el mal, pero no puedo, y yo también sufro.

Ésta ha sido mi vida. La he hallado digna de vivirse, y con gusto volvería a vivirla si se me ofreciese la oportunidad."


El eco de las pasiones: Una reflexión sobre el legado de Russell y el sentido de la vida

El texto de Bertrand Russell, un susurro que ha viajado a través del tiempo, ha resonado en mi alma como un eco profundo. "Tres pasiones simples, pero abrumadoramente intensas..." y así, el filósofo nos invita a un viaje íntimo a través de su existencia, un viaje que, en su esencia, es el viaje de todos nosotros.

¿Para qué vivimos? Esta pregunta, tan antigua como la humanidad misma, encuentra respuestas diversas en el corazón de cada individuo. Russell, con su honestidad brutal, nos revela las suyas: el amor, el conocimiento y la piedad. Tres pilares que sostuvieron su vida, tres faros que iluminaron su camino en medio de la oscuridad.

El amor, esa fuerza primigenia que nos arrastra hacia el otro, que nos hace sentir completos, que nos muestra la belleza de la conexión humana. Russell lo describe como un éxtasis, un gozo tan intenso que justifica la existencia misma. ¿Quién no ha experimentado esa chispa, esa llama que enciende el alma y nos hace sentir vivos? El amor nos rescata de la soledad, ese abismo frío e insondable que nos acecha, y nos muestra un atisbo de paraíso en la tierra.

El conocimiento, por su parte, es la sed insaciable que nos impulsa a explorar el mundo, a desentrañar sus misterios, a comprender la esencia de las cosas. Desde la inmensidad del cosmos hasta la complejidad del alma humana, el conocimiento nos invita a un viaje sin fin, un viaje que nos enriquece, nos transforma y nos permite dejar nuestra huella en el mundo. ¿No es acaso el conocimiento la herramienta que nos permite construir un futuro mejor?

Pero no podemos olvidar el dolor, el sufrimiento que nos rodea, la injusticia que nos indigna. La piedad, esa voz que clama por los oprimidos, por los desfavorecidos, por los que sufren, nos recuerda que somos parte de una humanidad compartida, que el dolor de uno es el dolor de todos. Russell, con su corazón compasivo, nos muestra la importancia de la empatía, de la solidaridad, de la lucha por un mundo más justo y equitativo.

Y es que la vida, como bien lo sabía Russell, es una mezcla de luces y sombras, de alegrías y tristezas, de amor y dolor. No podemos escapar del sufrimiento, pero podemos elegir cómo enfrentarlo. Podemos elegir amar, aprender, crecer, luchar. Podemos elegir vivir con pasión, con valentía, con esperanza.

El legado de Russell nos invita a reflexionar sobre nuestras propias pasiones, sobre los pilares que sostienen nuestras vidas. ¿Qué nos mueve? ¿Qué nos impulsa a seguir adelante? ¿Qué huella queremos dejar en el mundo?

La respuesta, como siempre, reside en nuestro interior. En la búsqueda constante de sentido, en la construcción de una vida que valga la pena ser vivida. Porque, al final, lo que importa no es cuánto tiempo vivimos, sino cómo vivimos.

lunes, 3 de febrero de 2025

Reflexiones sobre la sabiduría de la vida: un diálogo entre la naturaleza y el espíritu humano




La búsqueda de la sabiduría ha sido una constante en la historia de la humanidad. A menudo, buscamos respuestas en libros, en la filosofía o en las enseñanzas de grandes pensadores. Sin embargo, olvidamos que la sabiduría también se encuentra en la observación y comprensión del mundo natural que nos rodea. La naturaleza, en su infinita complejidad y belleza, es una fuente inagotable de lecciones sobre la vida, el propósito y la felicidad.

En este ensayo, exploraremos la sabiduría de la vida a través de un diálogo entre la naturaleza y el espíritu humano. Reflexionaremos sobre cómo podemos aprender de los procesos naturales, cultivar la gratitud y vivir con propósito, inspirándonos en las enseñanzas de grandes filósofos y líderes espirituales.

La naturaleza como maestra

La naturaleza nos enseña sobre la importancia de la paciencia y la perseverancia. Como dijo Lao Tzu, "La naturaleza nunca se apresura, pero todo se logra". Observamos el lento pero constante crecimiento de un árbol, la transformación de una oruga en mariposa o el ciclo del agua que nutre la tierra. Estos procesos nos recuerdan que la vida tiene su propio ritmo y que debemos aprender a fluir con él, sin forzar los acontecimientos.

La naturaleza también nos muestra la belleza de la impermanencia. Todo cambia y se transforma constantemente. Las hojas caen en otoño, las flores florecen en primavera y el agua se evapora para volver a llover. Esta realidad nos invita a aceptar los ciclos de la vida, a adaptarnos a los cambios y a apreciar el presente.

El amanecer como símbolo de renovación

Cada amanecer es un nuevo comienzo, una oportunidad para renovarnos y reconectar con nuestro propósito. Como dijo Buda, "Cada mañana nacemos de nuevo. Lo que hacemos hoy es lo que más importa". El amanecer nos recuerda que cada día es un regalo y que podemos elegir cómo vivirlo. Podemos optar por la gratitud, el amor y la alegría, o por el resentimiento, el miedo y la tristeza. La elección es nuestra.

La gratitud como llave de la felicidad

Agradecer por los dones de la naturaleza, como el agua, el aire, los árboles y las flores, nos conecta con la abundancia que nos rodea. La gratitud es una actitud que nos permite apreciar lo que tenemos en lugar de enfocarnos en lo que nos falta. Al cultivar la gratitud, abrimos nuestro corazón a la alegría y la paz interior.


Vivir con propósito

La naturaleza nos invita a vivir con propósito, a descubrir nuestra vocación y a contribuir al bienestar de los demás. Como dijo Oprah Winfrey, "El propósito de la vida es vivir una vida con propósito". No estamos aquí por casualidad. Cada uno de nosotros tiene talentos y habilidades únicas que podemos utilizar para hacer del mundo un lugar mejor.

El amor y la alegría como camino

El amor y la alegría son dos fuerzas poderosas que nos permiten conectar con nuestra esencia y con los demás. Como dijo Mahatma Gandhi, "El amor es la fuerza más humilde, pero la más poderosa del mundo". Al compartir amor y alegría con quienes nos rodean, creamos un efecto dominó de positividad que transforma nuestro entorno.


En conclusión, la sabiduría de la vida se encuentra en la observación y comprensión de la naturaleza, en la práctica de la gratitud, en la búsqueda de nuestro propósito y en el cultivo del amor y la alegría. Al dialogar con la naturaleza y con nuestro espíritu, podemos descubrir las respuestas que buscamos y vivir una vida plena y significativa.

Este ensayo es una invitación a reflexionar sobre nuestra relación con la naturaleza y con nosotros mismos. Os invito a observar el mundo que nos rodea, a escuchar su corazón y a vivir con sabiduría, amor y alegría.

lunes, 13 de enero de 2025

Menos cantidad y más calidad


Alguna vez, en la tranquilidad de mi mente, me he preguntado por qué nos sentimos tan inquietos, como si fuéramos náufragos en un mar de deseos insatisfechos. Es como si, después de superar una enfermedad grave, siguiéramos sintiendo los síntomas, revisándonos constantemente y desconfiando de nuestra salud recuperada.

Nuestra mente, igual que el mar, conserva las huellas de las tormentas pasadas. Incluso cuando las aguas se calman, las mareas siguen moviéndose, recordándonos los temores y las ansiedades que alguna vez nos atormentaron.

¿Por qué buscamos constantemente nuevas sensaciones y experiencias? ¿Por qué nos aburrimos tan rápido de lo que tenemos? ¿Acaso la felicidad se encuentra en la constante búsqueda de algo nuevo, o en la capacidad de encontrar satisfacción en las pequeñas cosas de la vida?

Séneca, el filósofo estoico, ya nos advertía sobre esta tendencia humana a la insatisfacción. Nos decía que la verdadera felicidad no se encuentra en los placeres efímeros ni en la acumulación de bienes materiales, sino en la tranquilidad del alma y en la aceptación de nuestra propia condición.

Hoy en día, la psicología moderna confirma lo que Séneca intuía hace siglos. La búsqueda constante de nuevas sensaciones puede generar un círculo vicioso de insatisfacción y ansiedad. La clave está en cultivar la gratitud, la aceptación y la presencia mental.

La psicología positiva, por su parte, nos invita a enfocarnos en lo que funciona, en lugar de obsesionarnos con lo que falta. La gratitud, por ejemplo, es una práctica sencilla pero poderosa que puede transformar nuestra perspectiva. Al reconocer y apreciar las cosas buenas de nuestra vida, cultivamos una sensación de plenitud y satisfacción que nos ancla en el presente.

¿Por qué nos cuesta tanto encontrar la paz interior? Quizás sea porque hemos interiorizado la idea de que la felicidad es un destino al que debemos llegar, en lugar de un estado mental que podemos cultivar en el aquí y ahora. La sociedad actual, con su énfasis en el consumismo y la productividad, nos bombardea constantemente con mensajes que nos incitan a buscar más, a ser mejores, a tener más.

Sin embargo, la verdadera felicidad no se encuentra en la acumulación de bienes materiales o en el logro de metas externas. Reside en nuestra capacidad de conectarnos con nosotros mismos y con los demás, de vivir en armonía con la naturaleza y de encontrar significado en nuestras vidas.

La práctica del mindfulness puede ser de gran ayuda para calmar la mente inquieta y cultivar la presencia mental. Al prestar atención a nuestras sensaciones físicas y a nuestros pensamientos sin juzgarlos, podemos observar nuestros patrones de pensamiento y romper con los ciclos de ansiedad y preocupación.

La filosofía nos ofrece valiosas herramientas para navegar por las turbulencias de la vida. Al aceptar lo que está fuera de nuestro control y enfocarnos en lo que podemos cambiar, podemos encontrar una mayor sensación de paz interior. La práctica de la virtud, la moderación y la sabiduría son pilares fundamentales del estoicismo que pueden ayudarnos a vivir una vida más plena y satisfactoria.

En conclusión, la inquietud humana es una experiencia universal que ha intrigado a filósofos y psicólogos durante siglos. Si bien es natural sentirnos ansiosos o insatisfechos en ocasiones, es importante recordar que la felicidad es una elección. Al cultivar la gratitud, la aceptación y la presencia mental, podemos encontrar la paz interior que tanto anhelamos.

Algunas preguntas para reflexionar:

¿Qué hábitos o patrones de pensamiento contribuyen a tu inquietud?

¿Qué prácticas puedes incorporar a tu vida diaria para cultivar la calma y la serenidad?

Recuerda: El camino hacia la felicidad es un viaje personal. No hay una fórmula mágica, pero al explorar diferentes enfoques y prácticas, puedes encontrar las herramientas que te ayuden a vivir una vida más plena y satisfactoria.



miércoles, 25 de diciembre de 2024

La Gratitud: Un Camino hacia la Felicidad

 


La vida, en su infinita sabiduría, nos presenta un sinfín de experiencias. Algunas alegres, otras desafiantes, pero todas ellas son oportunidades para crecer y aprender. Una de las actitudes más poderosas que podemos cultivar para transformar nuestra experiencia es la gratitud.

Como decía Séneca, "la vida es una escuela, y en ella aprendemos cada día". Cada lección, cada tropiezo, cada logro, nos moldea y nos enseña. La gratitud nos permite apreciar estas experiencias, tanto las positivas como las negativas, como valiosas oportunidades de crecimiento.

La gratitud no solo nos conecta con el presente, sino que también influye en nuestra visión del futuro. Al enfocarnos en lo que tenemos, en lugar de en lo que nos falta, cultivamos una actitud de esperanza y optimismo. Como decía Viktor Frankl, "el último de los seres humanos libres es el que puede elegir su actitud".

La gratitud es un ejercicio de resiliencia. Al reconocer lo bueno en nuestra vida, fortalecemos nuestra capacidad para afrontar los desafíos y superar las adversidades. Además, la gratitud promueve el autoconocimiento, al invitarnos a reflexionar sobre lo que valoramos y lo que nos hace felices.

La gratitud fomenta la empatía y la conexión humana. Al expresar gratitud hacia los demás, fortalecemos nuestros vínculos y construimos relaciones más sólidas y significativas. Como decía el Dalai Lama, "la felicidad no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos y de lo que damos".

La gratitud nos conecta con algo más grande que nosotros mismos. Al reconocer la abundancia que nos rodea, cultivamos una sensación de asombro y gratitud hacia la vida. Muchas tradiciones espirituales enfatizan la importancia de la gratitud como un camino hacia la iluminación.

Los beneficios de la gratitud son incontables, pues nos aporta una mayor felicidad, porque aumenta los niveles de serotonina y dopamina, neurotransmisores asociados con la felicidad. Reduce el estrés, mejora el sueño y produce  una sensación de calma y bienestar, lo que facilita conciliar el sueño.


Asimismo, las emociones positivas, como la gratitud, tienen un impacto positivo en nuestra salud física.

Cultivar la gratitud es agradecer a las personas que te rodean, fortalece tus relaciones y te hace sentir bien.

Dedica unos minutos al día a reflexionar sobre las cosas por las que estás agradecido puede profundizar tu práctica de gratitud.

Rodéate de personas positivas. Las personas con las que pasamos tiempo influyen en nuestra forma de pensar y sentir.

En conclusión, la gratitud es una elección. Es una decisión consciente de enfocarnos en lo positivo en lugar de lo negativo. Al cultivar la gratitud, transformamos nuestra experiencia de vida y creamos un futuro más brillante para nosotros mismos y para los demás.

lunes, 16 de diciembre de 2024

Emigración "El día de la marmota"


Mateo 18:12-14

Jesús dijo a sus discípulos: ¿Qué piensan? Si un hombre tiene cien ovejas y una se pierde, ¿no deja las otras noventa y nueve en las montañas y va a buscar la que se perdió? Y si la encuentra, se alegra más por esa oveja que por las noventa y nueve que no se perdieron. Así, no es la voluntad de mi Padre que uno de estos pequeños se pierda.

Reflexión sobre el cuadro

La lectura de de este pasaje del evangelio nos cuenta una historia que a menudo se llama la Parábola de la oveja perdida, aunque podría llamarse la Parábola del pastor abnegado. El pastor muestra una gran dedicación, no solo al rebaño en su conjunto, sino a cada oveja individualmente. Cuando una oveja se pierde y está en peligro, esa oveja se vuelve la prioridad, por encima de las noventa y nueve que están a salvo. El compromiso del pastor con la oveja perdida refleja cuánto valora a cada una, demostrando su alegría al encontrarla y devolverla al rebaño.

Desde una perspectiva humana, el pastor puede simbolizar el cuidado y la atención que debemos tener por cada persona, especialmente por aquellos que están más vulnerables. En contraste, muchos líderes políticos e institucionales, tanto en el pasado como en la actualidad, han tendido a priorizar al grupo -la nación, el partido o la institución- sobre las necesidades individuales. A veces, las prioridades de las instituciones han eclipsado la atención a los más vulnerables. Sin embargo, atender las necesidades individuales, especialmente de los más frágiles, fortalece y permite prosperar a toda la comunidad.

En un mundo lleno de desafíos abrumadores, es fácil sentirse impotente. Pero, como el pastor en la historia, recordamos que siempre podemos acompañar y apoyar a una persona vulnerable. Hoy en día, los más vulnerables pueden ser los refugiados, que enfrentan peligros mientras buscan una vida mejor. El cuadro de Charles Joseph Staniland de 1878, "El barco de los emigrantes", es un retrato conmovedor de las despedidas emocionales que acompañaron a las grandes emigraciones desde Gran Bretaña en esa época. La escena muestra un momento emotivo en el muelle, donde un grupo diverso de personas se despide de sus seres queridos. El cuadro refleja la emigración masiva de la época, impulsada por dificultades económicas y la búsqueda de mejores oportunidades en el extranjero. Staniland, nacido en Hull, podría haberse inspirado en sus propias observaciones de estas partidas. Su atención a la profundidad emocional de los personajes nos invita a reflexionar sobre las historias personales detrás de estos movimientos masivos de personas en busca de nuevas vidas.

Hoy en día, muchas personas siguen embarcándose en busca de una vida mejor, enfrentándose a peligros en condiciones inseguras y desesperadas. Debemos recordar la importancia de apoyar a los más vulnerables en nuestra sociedad.

lunes, 18 de noviembre de 2024

Renacer de las Cenizas:Reflexiones sobre el Cambio y la Resiliencia

  


Reflexiones sobre el Cambio y la Resiliencia

Introducción

"La vida, en su infinita sabiduría, a menudo nos presenta oportunidades disfrazadas de adversidades. Rupturas, pérdidas, cambios inesperados... momentos que pueden parecernos el fin del mundo, pero que en realidad son el preámbulo de un nuevo comienzo. ¿Cómo podemos aprovechar estos momentos de crisis para crecer y transformarnos? En este artículo, exploraremos las diversas formas en que la adversidad puede ser un catalizador de cambio y reflexionaremos sobre la importancia de la resiliencia en la construcción de una vida plena y significativa."

El Cambio como Constante Universal

"El cambio es la única constante en la vida. Nada permanece igual por siempre. Las filosofías orientales, como el budismo, nos enseñan a aceptar el impermanente como parte natural del ciclo de la existencia. Sin embargo, cuando los cambios son bruscos e inesperados, puede resultar difícil mantener una perspectiva positiva. Es en estos momentos cuando la resiliencia juega un papel fundamental."


La Resiliencia: Nuestra Mayor Fortaleza

"La resiliencia es la capacidad de superar las adversidades y salir fortalecido de ellas. Al igual que un árbol que se dobla con el viento pero no se rompe, nosotros también podemos adaptarnos a las circunstancias cambiantes. La resiliencia no es una cualidad innata, sino que se desarrolla a través de la experiencia y la práctica. Algunas estrategias para fomentar la resiliencia incluyen:"

  • Cultivar una actitud positiva: Enfocarse en las oportunidades en lugar de los problemas.
  • Buscar apoyo social: Rodearse de personas que nos quieran y nos apoyen.
  • Practicar la gratitud: Valorar lo que tenemos en lugar de lamentarnos por lo que hemos perdido.
  • Cuidar de nuestra salud física y mental: Hacer ejercicio, dormir lo suficiente y buscar ayuda profesional si es necesario.

La Filosofía como Guía en Tiempos de Crisis

"A lo largo de la historia, los filósofos han reflexionado sobre el significado del sufrimiento y la búsqueda de la felicidad. El estoicismo, por ejemplo, nos enseña a aceptar lo que está fuera de nuestro control y a enfocarnos en lo que podemos cambiar. La filosofía existencialista nos invita a asumir la responsabilidad de nuestras vidas y a encontrarle sentido a nuestra existencia, incluso en medio de la adversidad."

Conclusiones

"Las oportunidades de empezar de nuevo están presentes en cada momento de nuestras vidas. Al aceptar el cambio como una parte natural de la existencia y al cultivar la resiliencia, podemos transformar las adversidades en trampolines hacia un futuro más brillante. Recuerda: lo que no te mata te hace más fuerte."

Reflexión Final

"Tal vez, en lugar de buscar nuevos comienzos, deberíamos enfocarnos en crecer a partir de donde estamos. Nuestras experiencias, tanto buenas como malas, conforman quienes somos. Cada desafío es una oportunidad para aprender y evolucionar. Al aceptar nuestra humanidad y nuestras limitaciones, podemos encontrar una paz interior que nada ni nadie podrá arrebatarnos."

jueves, 26 de septiembre de 2024

Para equilibrar nuestra vida


 

En la sociedad actual, estamos constantemente bombardeados por una multitud de impresiones, exigencias y urgencias que nos obligan a depender del exterior. Pasamos el día atendiendo asuntos, problemas y gestiones, siempre en movimiento y acción. Desde que nos despertamos hasta que nos vamos a dormir, estamos pendientes del mundo exterior.

Esto no solo implica pensar en el exterior, sino también preocuparnos por él, enfrentándonos a problemas, deseos y peligros. Esta lucha constante genera tensión. El estilo de vida moderno nos lleva a estar en tensión, desarrollando nuestra mente, sentidos y facultades operativas hacia fuera, pero descuidando nuestro mundo interior.

No es sorprendente que esta tensión cause fatiga, angustia y una variedad de trastornos neurovegetativos. Nuestra vida fisiológica sufre: insomnio, hipertensión, problemas estomacales y estreñimiento son comunes. Los médicos a menudo diagnostican estos problemas como trastornos funcionales, ofreciendo sedantes que solo alivian temporalmente los síntomas.

La tensión también afecta nuestra vida afectiva, impidiendo el desarrollo de un equilibrio emocional. La susceptibilidad y las disputas son frecuentes, especialmente en la familia y el trabajo. Nuestra mente también se resiente, con dificultades de concentración, lapsus mentales y una disminución de la capacidad de asimilación.

Vivimos en un círculo vicioso donde los problemas de funcionamiento generan nuevos problemas. La tensión constante se considera una condición normal en nuestra época. Sin embargo, cuando nos damos cuenta de que este ritmo de vida no es deseable, buscamos soluciones. La verdadera solución no está en medicinas paliativas, sino en recuperar nuestro ritmo natural.

Para restablecer el equilibrio, debemos aprender a descubrirnos a nosotros mismos, a entender nuestras necesidades interiores y a encontrar nuestras fuerzas internas. Estas zonas de tranquilidad y silencio son la base de nuevas energías y entusiasmo para vivir.

El hombre moderno está alienado, fuera de su eje. Para recuperar el equilibrio, debemos aprender a vivir nuestro mundo interior junto con el exterior. Solo así evitaremos la crispación y encontraremos un remedio eficaz para los trastornos funcionales y las enfermedades causadas por un modo de vida defectuoso.

sábado, 7 de septiembre de 2024

La Serenidad: Un Cultivo Constante para el Alma

 




"La serenidad es el puerto seguro al cual navegamos en medio de las tormentas de la vida", afirmaba el filósofo estoico Epicteto. Esta tranquilidad interior, lejos de ser un estado pasivo, es un cultivo constante que requiere atención y práctica. Al igual que un jardín necesita cuidados para florecer, nuestra mente necesita ser cultivada para alcanzar la serenidad.

Las Cadenas del Pensamiento Limitante

A menudo, nos encontramos atrapados en una red de pensamientos negativos y limitantes. Frases como "Nunca seré lo suficientemente bueno" o "El mundo es un lugar peligroso" generan ansiedad y estrés innecesarios. Es crucial reconocer estos patrones de pensamiento y reemplazarlos por afirmaciones positivas y realistas. Como decía el filósofo budista Thich Nhat Hanh, "Si quieres cambiar el mundo, cámbiate a ti mismo".

El Camino hacia la Serenidad

El camino hacia la serenidad es un viaje personal, pero existen algunas prácticas universales que pueden ayudarnos a alcanzarla:

  • Mindfulness: La práctica de la atención plena nos permite observar nuestros pensamientos y emociones sin juzgarlos. Al estar presentes en el momento presente, reducimos la ansiedad y cultivamos la aceptación.
  • Respiración consciente: La respiración es un ancla que nos conecta con el cuerpo y nos ayuda a calmar la mente. Al prestar atención a nuestra respiración, podemos regular nuestras emociones y reducir el estrés.
  • La naturaleza como maestra: La naturaleza nos ofrece un espacio de calma y renovación. Pasear por un parque, escuchar el sonido de las olas o simplemente observar el cielo pueden ser experiencias profundamente relajantes.
  • La gratitud: Cultivar la gratitud nos ayuda a apreciar las cosas buenas de nuestra vida y a reducir el enfoque en lo negativo.


El Autodominio: La Clave del Éxito

El autodominio es la capacidad de controlar nuestros pensamientos, emociones y acciones. Al desarrollar el autodominio, nos volvemos más resilientes y menos propensos a dejarnos llevar por impulsos destructivos. Como decía el filósofo estoico Marco Aurelio, "No te dejes dominar por el dolor, no te dejes arrastrar por el placer, no te dejes engañar por la fama".

La Importancia de las Relaciones

Nuestras relaciones con los demás influyen significativamente en nuestra felicidad. Al cultivar relaciones basadas en el respeto, la empatía y la comunicación abierta, podemos crear un entorno más pacífico y armonioso. Como decía Aristóteles, "El hombre es por naturaleza un animal social".

La Sabiduría de Dejar Ir

Aprender a soltar aquello que ya no nos sirve es esencial para alcanzar la serenidad. Esto incluye pensamientos negativos, relaciones tóxicas y posesiones materiales. Como decía el Buda, "No hay camino a la felicidad. La felicidad es el camino".

La Serenidad como un Estilo de Vida

La serenidad no es un destino al que llegar, sino un estilo de vida que se cultiva día a día. Al incorporar prácticas como la meditación, la gratitud y el autocuidado en nuestra rutina diaria, podemos transformar nuestra relación con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea.

Conclusión

La serenidad es un regalo que podemos darnos a nosotros mismos y a los demás. Al cultivar la calma interior, podemos vivir una vida más plena, significativa y feliz. Como decía el filósofo romano Séneca, "La vida es como una tempestad en el mar; y el hombre feliz es aquel que, aunque sacudido por las olas, sabe hacia qué puerto se dirige".


miércoles, 28 de agosto de 2024

Saber lo que puedes controlar y lo que no



Tengo una amiga (más que amiga es como una madre) de Mallorca, Concha Titos, la cual tiene tendencia a preocuparse en exceso por lo que todavía no ha ocurrido y seguramente nunca ocurrirá, con el agravante que, todo lo lee en clave negativa, sometiéndose a un sufrimiento innecesario. El gran Séneca nos dejó esta perla para la eternidad“Tu felicidad depende de tres cosas, todas las cuales están en tu poder: tu voluntad, tus ideas sobre los eventos en los que te involucras y el uso que haces de tus ideas".

Querida Concha, la felicidad y la libertad comienzan con la clara comprensión de un principio fundamental: algunas cosas están bajo nuestro control y otras no. Este concepto, que se remonta a la filosofía estoica, es esencial para alcanzar la tranquilidad interior y la eficacia exterior. Epicteto, un filósofo estoico, afirmó: “No son las cosas las que nos perturban, sino la opinión que tenemos de ellas”. Esta cita subraya la importancia de distinguir entre lo que podemos controlar y lo que no.

Bajo nuestro control están nuestras opiniones, aspiraciones, deseos y aversiones. Estas áreas constituyen nuestra principal preocupación, ya que están directamente sujetas a nuestra influencia. Por ejemplo, podemos elegir cómo reaccionar ante una situación difícil, como perder un empleo. En lugar de dejarnos llevar por la desesperación, podemos ver esta circunstancia como una oportunidad para crecer y buscar nuevas oportunidades. Viktor Frankl, un neurólogo y psiquiatra austriaco, escribió en su libro “El hombre en busca de sentido”: “A un hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas, la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias”.

Fuera de nuestro control, sin embargo, hay cosas como el tipo de cuerpo que tenemos, el haber nacido en la riqueza o la forma en que nos ven los demás. Estas son circunstancias externas que no constituyen nuestra preocupación principal. Intentar controlar o cambiar lo que no podemos solo conduce al tormento. Por ejemplo, preocuparse excesivamente por la opinión de los demás puede llevar a la ansiedad y a la pérdida de autenticidad. Como dijo Lao-Tsé, el filósofo chino: “El que se preocupa por la aprobación de los demás, se convierte en su prisionero”.

Recordemos: Las cosas sobre las que tenemos poder están naturalmente a nuestra disposición, libres de toda restricción o impedimento. Podemos trabajar en mejorar nuestras habilidades, cultivar nuestras relaciones y desarrollar una mentalidad positiva. Sin embargo, las cosas que escapan a nuestro control son debilidades, dependencias o están determinadas por el capricho y las acciones de los demás. Aceptar esta realidad nos permite enfocarnos en lo que realmente importa y nos libera de la frustración.

Finalmente, si creemos que podemos controlar lo que por naturaleza escapa a nuestro control, o si intentamos asumir los problemas de otros como propios, nuestros esfuerzos se verán desbaratados. Nos convertiremos en personas frustradas, ansiosas y criticonas. Como dijo el filósofo griego Epicteto: “La libertad es la única meta digna en la vida; se gana ignorando las cosas que están fuera de nuestro control”. Al aceptar nuestras limitaciones y centrarnos en lo que podemos cambiar, encontramos la verdadera paz y libertad.




sábado, 17 de agosto de 2024

Respetar y hacer bien por amor al mismo bien

 


Cada persona tiene su propia manera de ser, pensar y actuar. Es fundamental respetar la individualidad de cada uno, tal como deseamos que nos respeten a nosotros. Este respeto mutuo es la base de una convivencia armoniosa y pacífica, donde cada individuo puede expresarse libremente sin temor a ser juzgado o discriminado.

 Es evidente que nadie está obligado a ser ni a pensar como nosotros. Las opiniones, gustos, hábitos y costumbres varían de un individuo a otro, y esta diversidad enriquece nuestra sociedad. Aceptar y valorar estas diferencias es esencial para construir un entorno inclusivo y respetuoso, donde la pluralidad de ideas y formas de vida se vea como una fortaleza y no como una amenaza. Por ejemplo, en un equipo de trabajo, valorar las diferentes perspectivas puede llevar a soluciones más creativas e innovadoras.

 Todos tenemos el deber de contribuir al bienestar colectivo, buscando siempre lo mejor para nosotros y para el mundo en el que vivimos. Este compromiso con el bien común nos impulsa a actuar con responsabilidad y solidaridad, entendiendo que nuestras acciones tienen un impacto directo en la comunidad y en el medio ambiente. Un ejemplo de esto es participar en actividades de voluntariado, como limpiar playas o ayudar en comedores comunitarios, lo cual beneficia tanto a las personas como al entorno.

 Además, debemos respetar a cada ser vivo, reconociendo que la divinidad está presente en todos ellos. Este respeto se extiende a las personas, la naturaleza y la vida misma. Al honrar la vida en todas sus formas, fomentamos un mundo más justo y equilibrado, donde cada ser tiene un lugar y un propósito. Por ejemplo, adoptar prácticas sostenibles como el reciclaje y el uso de energías renovables ayuda a proteger nuestro planeta y a todas las criaturas que lo habitan.

 No olvidemos que la paz en el mundo depende de la comprensión y la tolerancia que tengamos unos hacia otros. La empatía y la aceptación son claves para resolver conflictos y promover la armonía. Al ponernos en el lugar del otro y entender sus perspectivas, podemos construir puentes de diálogo y cooperación. Un ejemplo concreto es mediar en un conflicto entre amigos, escuchando ambas partes y buscando una solución que satisfaga a todos.

 En términos más generales, si las personas y las naciones se respetaran mutuamente tal como son, nunca habría guerras. Sin embargo, esta paz universal solo será posible si comienza dentro de cada uno de nosotros. La paz interior es el primer paso hacia la paz global. Cultivar la serenidad y el equilibrio en nuestro interior nos permite enfrentar los desafíos externos con mayor sabiduría y compasión. Practicar la meditación o el mindfulness puede ser una forma efectiva de alcanzar esta paz interior.

 Por eso, valoremos el día de hoy, reforzando nuestra intención de actuar cada día para fortalecer el ejercicio constante de la tolerancia, el amor y la paz. Cada pequeño gesto cuenta y contribuye a un mundo mejor. Desde una sonrisa a un desconocido hasta un acto de generosidad, todas nuestras acciones pueden sembrar semillas de bondad y esperanza. Por ejemplo, ofrecer tu asiento en el transporte público a alguien que lo necesita es un pequeño gesto que puede tener un gran impacto.



viernes, 7 de junio de 2024

Siempre hacia el horizonte




Es acertado dirigir nuestra mirada siempre hacia arriba, hacia lo que nos inspira ánimo y esperanza.

Cuando contemplamos las maravillas del cielo, las estrellas, la belleza de la luna o el poder regenerador del sol, surge en nosotros el deseo de progresar, de conectarnos con lo divino y de experimentar la felicidad. Sin embargo, si mantenemos nuestra vista constantemente hacia abajo, enfocándonos en el suelo, en las dificultades y en el desaliento, corremos el riesgo de limitar nuestros horizontes y de perder la confianza en la vida y en las expectativas positivas. Esta actitud puede agotar nuestras energías y esperanzas. 

Por tanto, cambiemos nuestra actitud rápidamente. Volvamos la mirada al cielo, reflexionemos sobre nuestro Creador y decidamos: “Soy feliz, llevo conmigo grandes alegrías. Mi conciencia está tranquila y vibrante, lo que me brinda paz interior. 

Pondré en práctica la felicidad que tengo y la compartiré con quienes me rodean.” No dudemos de que estos pensamientos positivos generan paz, fortaleza interior y progreso en nuestra vida cotidiana, mejorando nuestra calidad de vida. 

Cultivémoslos constantemente. Recordemos que, al generar energía positiva, somos los primeros beneficiados. Entonces, ¿por qué no seguir esta premisa?



martes, 30 de abril de 2024

El regalo de la vida

Hoy, he hablado con un amigo que está pasando por momentos dificiles, y me transmite desconsoladamente que "¡Quiere morirse!". Le respondí de manera inmediata que desterrase esos pensamientos, pues tiene motivos sobrados para ser agradecido, agradecido y agradecido, porque la gratitud es la grandeza del alma, es el reconocimiento de los beneficios recibidos de nuestro prójimo y, de manera especial, de nuestro Creador, por las infinitas posibilidades con las que nos permite vivir.

Si Dios permite que las pruebas nos visiten es porque sabe que podremos soportarlas, aprovechándolas y superándonos internamente.

Incluso en situaciones angustiosas, debemos reconocer los beneficios que recibimos, porque a veces es a través de ellos que podremos desarrollar el amor en nuestro corazón y mejorar nuestro espíritu.

Por tanto, aceptar con resignación las dificultades cotidianas no es disfrutar del sufrimiento, es reconocer lo bueno en todos los aspectos de la vida, fortaleciéndonos en la lucha por superarlas.

Si Dios nos lo permite y nos da vida cada amanecer, agradezcamos a Él por este gran regalo y luchemos para que nuestra vida corresponda a Sus planes. Además de ser nuestro deber, Dios renueva nuestras fuerzas cada día.

Un gran martes para todos nosotros, y que el balance de nuestro día sea positivo y gratificante cuando llegue la noche

viernes, 8 de marzo de 2024

Buscando la felicidad

El cultivo del espíritu y del cuerpo son fundamentales para lograr una vida plena, que consiste no tanto en cumplir muchos años como en vivir a cabalidad los que nos depare el destino. Toda vida es suficiente si la vivimos con plenitud. Nuestra longevidad depende del destino, pero vivir plenamente depende de nosotros. Debemos cuidar, pues, nuestro cuerpo sin ser esclavos de él, cultivar nuestra mente y beber en la fuente de los mejores autores sin dejarnos abrumar por el exceso de libros, pues quien está en todas partes no está en ninguna. La ambición de acumular cosas y riquezas va en detrimento de la realización del ser. No es pobre el que tiene poco, sino el que ambiciona más. Vivamos con moderación, conforme a la naturaleza, que exige poco y todo lo hace fácil. No permitamos que la carga del pasado y la expectación del futuro arruinen nuestras vivencias del presente. Para hallar el equilibrio y la moderación es conveniente que nos inspiremos siempre en un modelo de hombre. Deberíamos realizar nuestras obras pensando que nos observa un hombre virtuoso, como lo hizo Lucilio respecto de su maestro y amigo Séneca. La filosofía, como medio para alcanzar la felicidad, ha de apoyarse en la vida y en los hechos, no en meras palabras. La filosofía es, pues, la sabiduría, y ésta debe ser el arte de la vida ejercida con plenitud. De ahí que debamos buscar primero la sabiduría antes que la riqueza. Sólo la sabiduría proporciona el gozo permanente. Pero no basta con que sepamos dónde hallar la felicidad, es preciso saber llegar a ella.  La lograremos cuando no estemos afligidos, cuando las esperanzas no perturben nuestra alma, cuando alcancemos la serenidad. Aprovechemos el tiempo y la brevedad de la vida, sabiendo que el bien no se encuentra en su duración, sino en su utilización. Es frecuente que haya vivido poco quien ha cumplido muchos años.

 

La codicia de los placeres es contraria al gozo y a la sabiduría, el hombre es de apetitos ilimitados, y esto lo desequilibra y lo hace más vulnerable e injusto, convirtiéndose en una fuente de sufrimientos. Debemos modelar nuestra alma antes de que el vicio nos la endurezca, siendo preciso reconocer nuestros defectos y procurar corregirlos, pues no hacerlo constituye nuestro peor mal. Muchos males y molestias que nos acompañan desde la primera infancia son la cristalización de los deseos que, con las mejores intenciones, nos impusieron nuestros mayores. La virtud es conforme a la naturaleza, y los vicios le son contrarios. Un carácter firme y vigoroso puede encontrarse en cualquier cuerpo. Así como de una cabaña puede salir un gran hombre, un cuerpo deforme puede dar un alma bella y noble. Un cuerpo cualquiera se embellece con la hermosura del alma. Igual de loable es la virtud en un cuerpo fuerte y sano que en un cuerpo enfermo y postrado. Del mismo modo, nadie ama a su patria porque sea grande, sino porque es la suya. Los sentidos no juzgan moralmente, por eso la razón, que es la facultad rectora de nuestra vida, debe ser el árbitro de lo bueno y de lo malo. La honestidad es la cualidad óptima de la razón. El supremo bien del hombre radica en ajustar la conducta a los designios de la naturaleza. Pensemos que no hemos nacido sólo para un lugar, sino que, como dijo Sócrates, nuestra patria es el mundo entero. Pero hay que tener cuidado cuando viajamos buscando una terapia para el espíritu: muchas veces no es el cambio de lugar lo que precisamos, sino el cambio del estado de nuestra alma. Si viajamos a otros lugares sin encontrar alivio es porque llevamos con nosotros nuestros males y pesadumbres. Pero si nuestro estado de ánimo es propicio, encontraremos provecho en cualquier lugar al que lleguemos.

Fracasamos porque reflexionamos sobre los aspectos parciales de la vida, pero pocos lo hacen sobre el conjunto de la misma. Nuestros planes fallan con frecuencia porque no tienen una meta a la cual dirigirse: ningún viento es favorable a quien ignora a qué puerto se dirige, sobre todo si pensamos que también vivimos a merced del azar. Todo cambia, la tierra y la estructura del universo. Todo cuanto existe cumple un destino: nacer, desarrollarse y morir, pero no se pierde, se disuelve. Para nosotros la disolución es la muerte: morir es cumplir con el destino del universo. Por eso debemos obrar haciendo que cada momento sea nuestro, pero para ello debemos aprender a ser dueños de nosotros mismos. Es tarea hermosa la de consumar la vida antes de que llegue la muerte, para esperarla con serenidad el tiempo que nos resta.

Amor al prójimo

 



En el Evangelio de Marcos, encontramos la siguiente frase:

“Uno de los escribas se acercó a Jesús y le preguntó: ‘¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?’ Jesús respondió: ‘El primero es: Escucha, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todo tu ser. El segundo es este: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo.’”

En este pasaje, Jesús enfatiza la importancia de amar a Dios y al prójimo como los mandamientos fundamentales. Es un recordatorio esencial para vivir una vida centrada en el amor y la compasión hacia los demás.

Reflexión sobre el cuadro

Aprender a reconocer el bien en el otro forma parte del significado de lo que Jesús llama el segundo mandamiento. "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". La forma en que se expresa este mandamiento sugiere claramente que sólo podemos reconocer el bien en los demás si antes hemos reconocido el bien en nosotros mismos. El primer capítulo de la Biblia es una descripción poética de la creación del mundo por Dios. Uno de los estribillos de ese capítulo es 'Dios vio que era bueno'. La creación de Dios es esencialmente buena, y esto es especialmente cierto en el pináculo de la obra creadora de Dios, la persona humana. Eso es el amor: querer el bien del otro y reconocer el bien en el otro.

El cuadro representa el amor, pero un amor diferente, más estrecho. "El amor y la doncella", de John Roddam Spencer Stanhope, es una cautivadora obra de 1877 que encarna la sensibilidad estética y temática del movimiento prerrafaelita. El cuadro representa a una joven doncella rodeada de alegres figuras danzantes al fondo, en un paisaje idílico. La figura central, la doncella, está retratada con una expresión serena pero contemplativa, que sugiere inocencia o quizá aprensión ante la figura invasora del Amor. Está ataviada con una túnica clásica que realza su carácter etéreo e intemporal.

La figura alada del Amor sostiene su conocido arco en la mano izquierda, mientras que en la derecha sostiene un tallo de flores rosas, que entrega a la doncella. Ella le devuelve la mirada con una expresión ligeramente nerviosa. Podemos leer este cuadro como una representación alegórica del primer encuentro de una joven con el amor.

lunes, 23 de enero de 2023

Refuerza tu optimismo



Si nos vemos como personas limitadas, seguramente pondremos barreras psicológicas que nos impedirán avanzar. Por eso, es importante que nos sintamos lo suficientemente empoderados para hacer aquello a lo que aspiramos, lo que queremos.

Apostamos por nosotros mismos, dándonos siempre una segunda oportunidad. Actuemos con compromiso y confianza, y todo encajará. No nos sintamos disminuidos por no poder resolver un problema de inmediato. Nadie es mejor que nosotros.

Ampliemos nuestro horizonte y lograremos mucho más de lo que imaginamos. Bendigamos la vida, aun con las dificultades y luchas que nos presenta. Las fases desfavorables también pasan.

El mantenimiento de pensamientos negativos potencia los problemas dificultando aún más las soluciones. No hagamos las cosas más difíciles de lo que ya son.

En cada momento y cada día, reforcemos nuestro optimismo y pensemos solo en cosas positivas. En nuestras dificultades oremos y busquemos la protección de Dios, que es infalible, y las soluciones vendrán con calma.

Que este lunes se llene de la presencia de Dios, y nos traiga una semana de progreso y buena salud en nuestras vidas.

miércoles, 18 de mayo de 2022

Supera el estrés



El ser humano tiene una tendencia innata a normalizar las situaciones en que se ve envuelto. Por eso a veces es difícil identificar el impacto que este mundo estresante en el que vivimos tiene en nuestra salud.

Mucho se ha hablado del estrés y de sus consecuencias devastadoras para la salud.

Desafortunadamente vivimos cada día experiencias estresantes, incorporando esta ansiedad como parte de nuestra rutina.

Que nuestras vidas nos parezcan normales nos impide ver muchas veces ver las consecuencias de eso que normalizamos. Vamos llenando de a poco el vaso que nos contiene, “esperando” a la última gota para explotar y tomar medidas.

Vivimos en una cultura que socava constantemente nuestras vías de conexión y no siempre tenemos la facilidad de cambiar nuestras circunstancias de vida. Por eso es fundamental encontrar la forma de equilibrar la respuesta al estrés excesivo. Sin duda, identificado el estrés o no, conviene seguir algún programa de prevención o reducción del estrés. Hay muchas formas de combatirlo que son relativamente sencillas. Desde la práctica de la meditación a la práctica de ejercicio regular. Pero, no todos los sistemas funcionan para todo el mundo, por eso es importante encontrar el propio y ejercitarlo.

Mi consejo es simple, aunque en ocasiones, nos parezca difícil de llevar a la práctica.

Hagamos tiempo para nosotros, tiempo para nuestra familia y tiempo para nuestros amigos. Esta práctica evita el agotamiento físico, y el más devastador es el agotamiento mental. Casi siempre subestimamos la importancia del descanso que debemos darle a la mente, cuya recuperación es más lenta.

Según la propia Biblia, "Nadie puede servir a dos señores". Cuando dedicamos un tiempo excesivo al trabajo, por ejemplo, es seguro que descuidaremos otras necesidades, por falta de tiempo o por agotamiento físico.

Del mismo modo que, por costumbre u obligación, tenemos tiempo para despertarnos, trabajar, almorzar, etc. una cita con los amigos.

El trabajo es importante para el sustento y el crecimiento, pero ojo, porque la mayor recompensa de nuestro trabajo no es el salario, sino en qué nos transforma. Relajemos nuestra mente, para usarla más y mejor.

Nuestra mente también necesita unas vacaciones. Si no podemos viajar, vamos al cine; a algún entretenimiento saludable, o incluso a leer un libro. Estas prácticas, además de alejar nuestra mente de problemas innecesarios, pueden asegurar una mejor calidad de vida.

Recordemos que “Si el futuro nos preocupa demasiado y el pasado nos aprisiona, el presente se nos escapa. Por eso, de vez en cuando, decidimos “perder” un poco de tiempo con nosotros mismos”. Y, sin embargo, es mejor disfrutar de la supervivencia que simplemente sobrevivir.

Desde este momento, disfrutemos de nuestra supervivencia, con mucha alegría y paz. ¡Nosotros lo merecemos!

Dedicado a Mónica Martínez García

sábado, 23 de abril de 2022

El camino del bien

Las experiencias adquiridas a lo largo de la vida, si son bien utilizadas, nos enseñan y nos corrigen. Con ellas aprendemos que “quien pone el dedo en el fuego, se quema”.

 

De hecho, la vida nos devuelve lo que damos. Aquellos que engañan a otros o cometen malas acciones casi siempre, antes de lo que esperan, sufrirán alguna consecuencia. Puede ser una gran angustia, una enfermedad física o incluso un desequilibrio mental.

 

Haremos bien si miramos atrás y nos arrepentimos o nos sentimos satisfechos de nuestros actos. De lo contrario, solo Dios sabe lo que les sucederá.

 

Por ello, debemos tomar todas las precauciones y cuidados posibles. La vida nos educa, porque nadie tiene dudas de que es una gran y excelente escuela.

 

Si levantamos un dedo en el aire contra alguien, por las Leyes de la Vida lo estamos levantando contra nosotros mismos. Y si, pudiendo abrir, cerramos nuestro corazón para el bien, estamos cuidando mal nuestro futuro.

 

Pero si, por el contrario, tenemos tolerancia con nuestro prójimo, que es nuestro hermano, y si, sobre todo, lo amamos, estaremos encendiendo luces en la conciencia y muchas otras en el Cielo para iluminarnos, siempre.

 

Escojamos el camino del bien y practiquémoslo. Es por el camino del bien que nos llega la felicidad. ¡No hay otra salida!

 

Es mi deseo que todos tengamos un feliz día, con mucha salud y paz en nuestros corazones.


jueves, 21 de abril de 2022

No a la prisa

 


Cuántas veces hemos cometido el error de dejar que la precipitación se haga cargo, haciéndonos actuar de forma menos racional, cuando en realidad podríamos haber actuado de otra manera.

Ciertas decisiones, una vez tomadas, no se pueden retractar, y esto es lo que aumenta el dolor de quienes se arrepienten después de un hecho consumado.

Por eso, entre otros, pensemos bien antes, para no dejarnos dominar por los impulsos o la impulsividad, que hacen que la emoción suplante a la razón, trayendo consecuencias casi siempre desastrosas y, no pocas veces, pueden tener consecuencias para toda la vida. . .

Por lo tanto, es esencial que seamos pacientes y cautelosos. Que seamos más razonables con nosotros mismos en nuestras acciones, no volviendo a hacer mal, si en otras ocasiones lo hemos hecho. Somos los que más perdemos al actuar precipitadamente o sin pensar.

Ya decían los "viejos" que: "la paciencia y el caldo de gallina no le hacen daño a nadie". Entonces, no nos dejemos llevar. Estemos muy tranquilos, detengámonos, meditemos y respiremos profundamente antes de actuar.

Que tengamos un día bendecido y feliz, con salud y paz.

 

¡Un abrazo!

miércoles, 20 de abril de 2022

El ajedrez de la vida


Los problemas son indispensables para nuestro crecimiento personal, pero a menudo no se ven de esta manera. Y este es el punto: muchas veces pensamos que es mejor no tenerlos, porque requieren esfuerzos que no nos gustaría hacer.

Sin embargo, sabemos que los problemas son herramientas que nos enseñan, nos capacitan, nos elevan y nos hacen mejores. Cuando los problemas son bien entendidos y tratados, sólo nos hacen bien.

Pero, si lo pensamos mejor, nos daremos cuenta de que, no siempre, lo que pensamos que es un “problema”, realmente lo son. Son, más bien, cuestiones o situaciones que, por nuestra inexperiencia, consideramos difíciles y luego las convertimos en “problemas”.

¿Cuántas veces construimos nuestros problemas nosotros mismos?

Si el problema lo creamos nosotros, no nos quepa la menor duda de que somos plenamente capaces de encontrar la solución. Confiemos en nuestro poder y creamos en nuestra fuerza.

Los que huyen de los problemas van por la vida sin vivir.

Nos ayudan a pensar y acumular experiencias que nos previenen de recaídas y nos garantizan una vida mejor.

Curiosamente, cuanto mayor o más grave sea el problema, mayor será el esfuerzo que tendremos en la búsqueda de su solución y mayor será el plus de experiencia y satisfacción personal.

Tengamos días felices y productivos… y un merecido descanso al final del día.