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miércoles, 25 de diciembre de 2024

La Gratitud: Un Camino hacia la Felicidad

 


La vida, en su infinita sabiduría, nos presenta un sinfín de experiencias. Algunas alegres, otras desafiantes, pero todas ellas son oportunidades para crecer y aprender. Una de las actitudes más poderosas que podemos cultivar para transformar nuestra experiencia es la gratitud.

Como decía Séneca, "la vida es una escuela, y en ella aprendemos cada día". Cada lección, cada tropiezo, cada logro, nos moldea y nos enseña. La gratitud nos permite apreciar estas experiencias, tanto las positivas como las negativas, como valiosas oportunidades de crecimiento.

La gratitud no solo nos conecta con el presente, sino que también influye en nuestra visión del futuro. Al enfocarnos en lo que tenemos, en lugar de en lo que nos falta, cultivamos una actitud de esperanza y optimismo. Como decía Viktor Frankl, "el último de los seres humanos libres es el que puede elegir su actitud".

La gratitud es un ejercicio de resiliencia. Al reconocer lo bueno en nuestra vida, fortalecemos nuestra capacidad para afrontar los desafíos y superar las adversidades. Además, la gratitud promueve el autoconocimiento, al invitarnos a reflexionar sobre lo que valoramos y lo que nos hace felices.

La gratitud fomenta la empatía y la conexión humana. Al expresar gratitud hacia los demás, fortalecemos nuestros vínculos y construimos relaciones más sólidas y significativas. Como decía el Dalai Lama, "la felicidad no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos y de lo que damos".

La gratitud nos conecta con algo más grande que nosotros mismos. Al reconocer la abundancia que nos rodea, cultivamos una sensación de asombro y gratitud hacia la vida. Muchas tradiciones espirituales enfatizan la importancia de la gratitud como un camino hacia la iluminación.

Los beneficios de la gratitud son incontables, pues nos aporta una mayor felicidad, porque aumenta los niveles de serotonina y dopamina, neurotransmisores asociados con la felicidad. Reduce el estrés, mejora el sueño y produce  una sensación de calma y bienestar, lo que facilita conciliar el sueño.


Asimismo, las emociones positivas, como la gratitud, tienen un impacto positivo en nuestra salud física.

Cultivar la gratitud es agradecer a las personas que te rodean, fortalece tus relaciones y te hace sentir bien.

Dedica unos minutos al día a reflexionar sobre las cosas por las que estás agradecido puede profundizar tu práctica de gratitud.

Rodéate de personas positivas. Las personas con las que pasamos tiempo influyen en nuestra forma de pensar y sentir.

En conclusión, la gratitud es una elección. Es una decisión consciente de enfocarnos en lo positivo en lugar de lo negativo. Al cultivar la gratitud, transformamos nuestra experiencia de vida y creamos un futuro más brillante para nosotros mismos y para los demás.

miércoles, 8 de julio de 2020

Busquemos la vida



No debemos seguir con los ojos cerrados aquello que otras personas piensan o dicen, incluso si ejercen una presión natural sobre nosotros, como padres, maestros o jefes.

Especialmente cuando se trata de temas religiosos, es importante escuchar también nuestra voz interior. Cuando algunos principios no están claros para nosotros, debemos investigar, reflexionar, discutir o analizar.

Es esencial conocer el camino que estamos siguiendo y las razones que nos impulsan, para conducirnos bien en la vida. Debemos sopesar todo en nuestro equilibrio interno.

Hagamos la vida ligera y feliz. No es porque escuchemos el lamento de alguien, diciendo que la vida es triste o aburrida,  tenemos que verlo de esa manera. No nos contentemos. No es normal vivir sin entusiasmo solo porque dicen que "vivir es así".

¡No! No nos contentemos con una vida más o menos sin sentido. ¡Reaccionemos! Sentémonos con fortalezas internas, con alegrías que se desarrollan desde dentro en sonrisas, palabras de optimismo y expresiones de amor.

Busquemos la vida, porque está dentro de nosotros el poder de alcanzar la felicidad. Además, está escrito en el Libro Sagrado: "Dios quiere que vivamos la vida y que la vivamos en abundancia".

Que nuestros días estén llenos de mucho amor y muchas acciones a favor de nuestra vida.
¡Nosotros los merecemos!

miércoles, 1 de julio de 2020

¡No te rindas!




Hay momentos en la vida en los que nos encontramos en un cruce de carreteras sin saber qué dirección tomar, porque hay muchos caminos.

En estos momentos de incertidumbre, dudas e inseguridades, es inútil ir sin rumbo, es aconsejable ser cauteloso con paciencia y esperar el momento adecuado para avanzar con seguridad.

Dejemos ir la tensión y la desesperación y tomemos posesión de la brújula del discernimiento para tomar la decisión más sabia respaldada por nuestra fe y confianza en nosotros mismos.

A menudo, en las horas de tensión y angustia, no escuchamos nuestra intuición, y ahí es donde nos sentimos perdidos, desanimados y, a veces, perdiendo la fe y debilitando nuestro espíritu.

¡No te rindas! Busquemos la poderosa fuerza de Dios y no nos dejemos engañar pensando que estamos solos y abandonados. ¡No lo estamos! Dios nunca abandona a sus hijos. ¡La fe y la perseverancia es la clave!


lunes, 13 de enero de 2014

¡Florecer!

Puede que te pase en la actualidad o te ocurriera en el pasado, pero al igual que tú, hace unos años un gran amigo mío padeció en sus carnes la experiencia dolorosa que procede de la injuria, la calumnia, la ofensa a sus seres queridos… indudablemente toda herida deja su cicatriz, y el me ha reconocido que, todavía al mirar su cicatriz trae a colación el recuerdo de aquel mísero atentado.
Aprendemos de ésta experiencia que, en ocasiones otras personas tratan de minimizar tus sueños, esperanzas, tu futuro y tu persona. Que tratan de aplastarte poniéndote en ridículo o por muchos otros medios mucho más mezquinos. Las personas malintencionadas pueden tratar de llevarnos a la ruina más absoluta.
Por la razón que sea, nuestros esfuerzos por mejorar, por ser más felices en la vida, se pueden volver el blanco de ataques. Estas personas deben pensar que somos peligrosos para ellas en alguna forma; deben creer que si progresáramos personalmente o en nuestra sociedad, eso sería una amenaza para ellas. Por eso tratan de minimizar nuestro talento y capacidad de diversas formas. Algunos dementes incluso tienen un plan general que dice: “Si X tiene más éxito, puede ser una amenaza para mí; por lo tanto, debo hacer todo lo posible para lograr que X tenga menos éxito”. Son tan obtusos que, nunca se les ha ocurrido que sus acciones podrían convertir a X en su enemigo, aunque no lo haya sido antes. Podría decirse que esta es una forma casi segura en que estos dementes se meten en problemas; algunos lo hacen sólo por prejuicio o porque “alguien les desagrada”. Sin importar cómo traten de hacerlo, su verdadero propósito, como tal, es hacer que la persona que es su objetivo, empequeñezca y fracase en la vida.


La justicia la divina y a veces la de los hombres, pone a estos individuos en su sitio, incluso pagando penas que dejan empequeñecido el daño que intentaron infligir, pero existe una manera de resolverlo a largo plazo que rara vez falla.
La manera de resolver realmente esta situación y de manejar a estas personas, la manera de vencerlas es florecer y progresar interiormente. Ah sí, es cierto que tales personas, al ver que uno mejora su suerte, pueden ponerse histéricas y atacar con más fuerza. Lo que hay que hacer es encargarse de ellas si uno debe hacerlo, pero no dejar de florecer y progresar, ya que eso es lo que tales personas no quisieran que hicieras.
Si te lo propones y lo consigues, tales personas caerán en apatía y pueden darse por vencidas completamente.
Si nuestras metas en la vida valen la pena, si las llevamos a cabo, si florecemos y progresamos interiormente, con toda seguridad saldremos vencedores. Y con optimismo, con honorabilidad, con decencia… sin dañar un solo pelo de sus cabezas.


"haz a los demás lo que quieras que te hicieran a ti"



viernes, 3 de enero de 2014

Cuento chino

Se cuenta que, en el año 250 A.C., en la China antigua, vivía un príncipe que iba a ser coronado emperador, pero de acuerdo con la ley, antes debía casarse. Sabiendo esto, él decidió hacer una competición entre las muchachas de la corte para ver quién sería digna de su propuesta. Al día siguiente, el príncipe anunció que recibiría en una celebración especial a todas las pretendientes y les lanzaría un desafío que debían superar para ser merecedoras de su corazón.
Una anciana que servía en el palacio desde hacía muchos años, escuchó los comentarios sobre los preparativos. Sintió una leve tristeza porque sabía que su joven hija Lüzi Hsi, tenía un sentimiento profundo de amor por el príncipe.
Al llegar a la casa y contar los hechos a la joven, se asombró al saber que ella quería ir a la celebración. Sin poder creerlo le preguntó:
"Hija mía, ¿que vas a hacer allí? Todas las muchachas más bellas y ricas de la corte estarán ahí. Sácate esa idea insensata de la cabeza. Sé que debes estar sufriendo, pero no hagas que el sufrimiento se vuelva locura.”
La hija respondió:
"No, querida madre, no estoy sufriendo y tampoco estoy loca. Yo sé que jamás seré escogida, pero es mi oportunidad de estar por lo menos, algunos momentos cerca del príncipe. Esto me hará feliz"
Por la noche la joven llegó al palacio. Allí estaban todas las muchachas más bellas, con las más bellas ropas, con las más bellas joyas y con las más determinadas intenciones. Entonces, finalmente, el príncipe anunció el desafío: "Daré a cada una de ustedes una semilla. Aquella que me traiga la flor más bella dentro de seis meses, será escogida para ser mi esposa y futura emperatriz de China."

La propuesta del príncipe seguía las tradiciones de aquel pueblo, que valoraba mucho la especialidad de cultivar algo, sean costumbres, amistades, relaciones, etc.

El tiempo pasó y la dulce joven, como no tenía mucha habilidad en las artes de la jardinería, cuidaba con mucha paciencia y ternura de su semilla, pues sabía que si la belleza de la flor surgía como su amor, no tendría que preocuparse con el resultado.
Pasaron tres meses y nada brotó. La joven Lüzi Hsi, intentó todos los métodos que conocía pero nada había nacido. Día tras día veía más lejos su sueño, pero su amor era más profundo.
Por fin, pasaron los seis meses y nada había brotado.
Consciente de su esfuerzo y dedicación la muchacha le comunicó a su madre que sin importar las circunstancias, ella regresaría al palacio en la fecha y hora acordadas, sólo para estar cerca del príncipe por unos momentos.
En la hora señalada estaba allí, con su vaso vacío. Todas las otras pretendientes tenían una flor, cada una más bella que la otra, de las más variadas formas y colores. Ella estaba admirada. Nunca había visto una escena tan bella. Finalmente llegó el momento esperado y el príncipe observó a cada una de las pretendientes con mucho cuidado y atención. Después de pasar por todas, una a una, anunció su resultado.

Lüzi Hsi, aquella bella joven sería su futura esposa. Todos los presentes tuvieron las más inesperadas reacciones. Nadie entendía por qué él había escogido justamente a aquella que no había cultivado nada. Entonces, con calma el príncipe explicó:

"Esta fue la única que cultivó la flor que la hizo digna de convertirse en emperatriz: la flor de la honestidad. ¡Todas las semillas que entregué eran estériles!."

"Si para vencer, estuviera en juego tu honestidad, pierde. Serás siempre un vencedor."