jueves, 20 de octubre de 2011

La felicidad con amor

Todos los adultos tenemos algo de niños para encontrar la verdadera felicidad.

¿De verdad buscamos la felicidad? Pues empecemos por amar, pero con amor verdadero. Porque sólo el amor, provee la felicidad. Sí, el amor, aunque las grandes internacionales intenten hacernos creer que “la Coca-cola es la chispa de la felicidad”, “un diamante es para siempre”, el último modelo de automóvil (con rubia incorporada y guaperas engominado)... tampoco la ciencia y en ocasiones ni siquiera la filosofía. Aquellos que saben mucho; que reflexionan mucho, no son necesariamente felices. Porque lo que descubren, no siempre es alegre. Pero aquellos que sienten amor en su corazón; aunque no saben mucho, son más felices. ¿Por qué? Porque El Gran creador de nuestro inmenso Universo ha puesto la felicidad en el corazón; y no, en el intelecto.
La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días. Benjamín Frankling
La irrefutable ciencia, la sabiduría o los bastos conocimientos no pueden proporcionarnos la felicidad: Nos allanan el camino, lo iluminan, dan una orientación; pero son incapaces de hacer felices a las personas. Diremos: «¡Pero hay gente que el amor sólo le ha aportado experiencias desgraciadas; e incluso, trágicas!» Sí, porque no sabían dónde buscar el amor y cómo amar. Así pues; si queréis ser verdaderamente felices, aprended a amar." ¿Cómo se aprende a amar? Pues como casi todo en la vida, practicándolo constantemente y sin mirar cunado ni con quién.

La espiritualidad ayuda a que los niños sean más felices, señalan los resultados de un estudio realizado con más de 760 niños de colegios religiosos y públicos. La razón: la espiritualidad, considerada como un sistema interno de creencias, produce el sentimiento de vivir con un sentido, estimula la esperanza, refuerza las normas sociales positivas, y proporciona una red social de apoyo, todos ellos elementos que mejoran el bienestar personal. Estos resultados hacen pensar en la necesidad de estrategias destinadas a proporcionar a los niños una educación espiritual, a inculcarles actitudes hacia los demás como la amabilidad o el altruismo. Porque, en definitiva, la gente feliz es más tolerante, creativa y productiva, según los científicos.


3 comentarios:

  1. Para variar, estamos de acuerdo, sobre todo con el último párrafo que contiene los primeros. Creer en "ALGUIEN" (Dios) da sentido y esperanza a la vida. Eso se comprende desde niños y creo que es quitarles una dimensión demasiado importante cuando no se les enseña en una fe, la que sea, pero en mi caso, la católica, que me llena la vida.

    Saludos

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  2. Me gusta tu reflexión. Yo además de la Fé y del amor añadiría también la psicología, la forma de enfrentar los problemas o la actitud ante los mismos,desde mi punto de vista, hace que cierto bache te parezca más profundo o no. En ciertas ocasiones puedes tener y gozar de un gran amor universal a todo lo que te rodea, pero si surge un problema y no sabes como afrontarlo, pienso que puede afectar y bastante a la hora de ser feliz. Cuántas personas terminan en depresión por no saber afrontar los problemas?. Mi reflexión puede ser acertada o no, pero gracias a Dios, conocer varios puntos de vista siempre nos ayuda a las reflexionar.
    Saludos,
    Carolina

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  3. Mónica Sánchez Mena24 de octubre de 2011, 12:00

    Quizá la perfección en el amor no exista o la mayoría de los seres humanos no hayamos creído en ella, aun así estoy seguro que muchos “locos o místicos” abran muerto buscando su origen, disfrutando de aquello que buscaban y sabiendo aprovechar las pocas luces de una búsqueda infinita y dura.

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