martes, 4 de enero de 2011

Gota a gota se llena...

Fernando era un empresario de éxito, hasta que una grave equivocación, unida a la mayor crisis que se ha vivido desde la Gran Depresión, se llevó por delante su empresa. Como en el caso de tantos empresarios cuyos negocios cayeron, o como a tantos empleados que se quedaron sin trabajo, su vida daba un giro inesperado y tenía que adaptarse a las circunstancias.
Por suerte para él, el administrador concursal estimó, conforme al artículo 47 de la Ley Concursal, que establece el llamado ‘derecho a alimentos del deudor persona física’, que su sueldo mensual debía ser de 75.000 euros al mes, para que su ritmo de vida no se viese demasiado alterado.
Tiempos difíciles
He escogido a propósito este ejemplo extremo, basado en el caso de Fernando Martín, empresario que compró Fadesa, y cuya empresa constituyó después el mayor concurso de acreedores habido en España. Evidentemente, nada tiene que ver con la situación de los ciudadanos de a pie, que sufren mucho más los efectos de la crisis, pero quiero inducir a una reflexión a todos, puesto que cada uno, a su nivel, establece en cierta medida su “mínimo vital”.
Como hemos visto hace unos días la tasa de ahorro en España es habitualmente mucho más reducida que en Francia, y otros países de nuestro entorno como Gran Bretaña o Alemania, por ejemplo.
Habitualmente, muchas personas argumentan que no ahorran “porque no pueden”, que ojalá pudiesen hacerlo, pero que su sueldo no se lo permite. Evidentemente, es un hecho contrastado que a mayores ingresos hay una mayor capacidad de ahorro, pero eso no supone automáticamente que el que gane más ahorre más, puesto que en muchas situaciones lo que hacemos con el incremento de ingresos es “buscar” nuevas formas de gastarlo.
Sin llegar a los extremos del ejemplo inicial, los que ganan 2.000 euros al mes dicen: entre la hipoteca, el coche, el colegio de los niños, etcétera, malamente me llega, algún mes podría ahorrar, pero… también hay que darse alguna alegría.
Los que ganan 1.500 dicen: me apaño, pero ya ves que sin grandes alegrías, voy tirando.
Los llamados mileuristas comentan: pues hago lo que puedo, mi sueldo no da para más, qué quieres que haga…
Es decir, que cada grupo se adapta a las circunstancias que tiene. Y si el que gana 1.000 euros al mes pasa a ganar 1.500, no ahorra 500 euros al mes. Pero por el contrario, si lamentablemente le bajan el sueldo, o se queda en paro, y sus ingresos disminuyen, muchas personas son capaces de adaptar sus necesidades a las nuevas condiciones (aunque hay otros que no, y continúan viviendo por encima de sus posibilidades).
Entonces, la cuestión es: ¿es posible, en general, ahorrar una parte del sueldo? Yo creo que sí, que es cuestión de proponérselo. Para ello, un método sencillo pero bastante efectivo, consiste en “apartar” el dinero para otra cuenta.
Por ejemplo, una persona que gana 1.300 euros al mes hace todos los meses una transferencia automática de 100 a una cuenta que ha abierto para ello, con lo cual simplemente se tiene que hacer a la idea de que gana 1.200 euros. Este dinero que irá acumulando poco a poco le puede servir en el futuro para su jubilación, o para comprar algo sin tener que endeudarse en exceso.
Dependiendo de los intereses que se consigan, el montante total puede ser bastante significativo, teniendo en cuenta que se generan intereses compuestos durante muchos años (no obstante, habría que tener en cuenta que, debido a la inflación, el importe no es tanto como parece, pero evidentemente es mucho más que no ahorrar nada, o hacerlo a cuentagotas).
Por ejemplo, ahorrando 100 euros al mes el primer año, e incrementando cada año un 2% dicha cifra, al cabo de 30 años tendríamos 100.423 euros, al 5% de interés anual.
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Economía sencilla.com

2 comentarios:

  1. el problema es cuando una unidad familar solo recibe ayudas por menos de 400€. Esta crisis la han generado o creado conscientemente la gran BANCA, ahora cuando la fruta está madura ellos llenaran sus alforjas. ¿Qué hacen los gobiernos contra el abuso de los bancos?la banca incrementa sus beneficios mientra los ciudadanos trabajadores y honrados pierden todo su patrimonio por peuqeñas deudas contraidas con estos tiburones.

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  2. Jejeje, no deja de ser gracioso el asunto, no. Estoy contigo en que cada cual se adapta "al sueldo que tiene", si lo tiene. También puede ocurrir que sea autónomo (el gran gilipollas de este "dichoso" país) y que después de cerrar su negocio, con sus respectivas pérdidas, tenga que seguir pagando las deudas con... a ver... ¡es verdad! ¡¡NO TIENE PARO, NI AYUDAS, NI NÁ DE NÁ!!

    Pero la moraleja sigue siendo la misma: todos cogemos el paraguas cuando vamos a salir a la calle si está lloviendo. Es decir, nos aguantamos con lo que tenemos y punto. ¿Qué otra cosa podemos hacer, no? Pues podemos hacer muuuuchas cosas, pero, ¿queremos?

    Saludos y Suerte, Fran.

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