miércoles, 18 de enero de 2023

Una vida de tentaciones

Las tentaciones más terribles surgen de las profundidades oscuras de nuestra individualidad, así como el lodo más intenso, que ennegrece el lago, sale de su propio seno. Por lo tanto, renacemos en la Tierra, con las fuerzas desequilibradas de nuestro pasado, para las tareas de ajustar y mejorar nuestro Ser interior.

En las raíces de nuestras tendencias encontramos los más vivos indicios de inferioridad. En las relaciones íntimas con nuestros familiares, a veces nos sorprenden los motivos más fuertes de discordia y conflicto.

Sin embargo, nosotros mismos podemos ejercer buen ánimo, paciencia, humildad y fe. En contacto con los afectos más cercanos disponemos de abundante material de aprendizaje para fijar en nuestra vida los valores de la buena voluntad, el perdón, la fraternidad pura y el bien incesante.

De esta manera, no pensemos que iremos por el mundo sin tentaciones. Nacen con nosotros, toman forma en nosotros y se alimentan de nosotros si no los combatimos con perseverancia, como el agricultor que, cooperando con la tierra, combate las plagas que intentan consumir su plantación.

Caminar de la cuna a la tumba, bajo la insistencia de las tentaciones, es nuestro destino natural. Enfrentar obstáculos y sufrir pruebas, tolerar antipatías gratuitas y atravesar tormentas de lágrimas son vicisitudes lógicas de la experiencia humana.

Sin embargo, recordemos las enseñanzas del Divino Maestro, que nos pide Vigilancia y Oración para no sucumbir a las tentaciones, ya que es mejor llorar bajo el arduo trabajo de resistencia que sonreír bajo los estupefacientes que enmascaran y esconden la realidad de la caída y del fracaso.

Combiene pues que, prestemos más atención a nuestras elecciones, para no caer en las tentaciones perjudiciales para nuestra vida.

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