No es difícil encontrar
personas que, debido a la tristeza que llevan, parecen estar viviendo "por
obligación".
De hecho, apenas
"viven", simplemente "sostienen" la vida, viven con
desánimo, desesperanza y la triste espera del "fin".
Con estas personas, sin
embargo, y sin que se den cuenta, la vida sigue siendo exuberante, enseñando y
elevando a quienes se regocijan con ella.
Creo que ha llegado el
momento de tener un buen espíritu y trabajar para buscar la alegría y la
energía que existe en todo.
Entonces, no nos dejemos
frustrar con la vida. Si parece rutinario, con los días siempre iguales, con
todo para repetir, escapémonos de esta ilusión.
La vida nunca es igual. Los
días, las horas y los minutos nunca serán los mismos. Transformamos nuestras
vidas, cuando observamos lo que sucede a nuestro alrededor y decidimos concluir
buenas experiencias, alegrías y esperanzas.
Entonces, incluso si nos
cuesta algo, vivamos felices. La vida es un espejo donde vemos lo que hacemos
de nosotros mismos.
Reflexionemos bien este tema
y decidamos con firmeza: "Trataré bien mi vida, porque esta
responsabilidad es solo mía y soy capaz".
Sé feliz siempre.
Sé feliz siempre.
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