Generalmente queremos que las cosas cambien, pero no tomamos la iniciativa para hacerlo. No queremos asumir la responsabilidad de comenzar este cambio por nuestra cuenta.
Somos los que debemos crear nuevos hechos en la vida, sembrando las buenas semillas del pensamiento, el deseo y la acción, para que podamos cosechar los frutos de las transformaciones que consideremos necesarias.
Decidimos cuáles son nuestros objetivos, cómo y cuándo comenzar a actuar. El destino no nos elige. Lo elegimos y depende de nosotros construirlo. Es personal e intransferible.
Solo recorreremos el mundo una vez, y cualquier contribución que podamos hacer para mejorarlo, tenemos que hacerlo ahora. Es la garantía de que el mundo después de nosotros será mejor de lo que es hoy, y para eso, en lugar de esperar o buscar oportunidades, debemos crearlas.
No nos hagamos ilusiones de que somos el resultado de los hechos que suceden a nuestro alrededor, somos nosotros quienes tenemos que crear los hechos, siendo los agentes de las transformaciones.
Escuchemos la voz de nuestra conciencia y hagamos todo lo posible para que los cambios provengan de nuestro interior, de nuestras convicciones.
Recordemos siempre, que cuando algo no sucede como esperábamos, somos optimistas porque, ¿quién garantiza que no podría haber sido mucho peor?
¡Un abrazo!
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