Cada persona tiene una especialidad, algo que dar a los demás. |
Vaya por delante mi más sincero
agradecimiento para mi profesora (Centro de Estudios Plaza de la Flores,
Estepona) y amiga Miriam, buena profesional y mejor persona.
La
Biblia tiene pasajes preciosos, algunos con mensajes extraordinariamente bellos.
En ésta ocasión traigo a colación uno incluido en el Evangelio de S. Lucas.
Dice lo siguiente:
Jesús
se marchó a un pueblo llamado Naín, acompañado de sus discípulos y de mucha
gente. Cerca ya de la entrada del pueblo, se encontraron con que llevaban a enterrar
al hijo único de una viuda. La acompañaba mucha gente del pueblo. El Señor al
verla se compadeció de ella y le dijo: “No llores”. Y acercándose, tocó el
féretro. Los que lo llevaban se pararon. Entonces dijo: “Muchacho a ti te digo:
levántate” El muerto se incorporó y se puso a hablar; y Jesús se lo entregó a
su madre. El temor se apoderó de todos y alababan a Dios diciendo: “Un gran
profeta ha surgido entre nosotros; Dios ha visitado a su pueblo”.
A
oídos profanos puede parecer ridículo o fabuloso, pero tiene un mensaje válido
tanto para los que son creyentes como para los que no lo son. En la época en la
que se enmarca el relato, una viuda en Israel apenas tenía para subsistir, y el
hecho de tener un hijo le salvaba la vida.
El poder de las palabras. |
Salvando
las distancias con el Gran Maestro Jesús de Nazaret, este relato tiene un mensaje importante. Y
es que muchas veces vamos por la vida como locos sin darnos cuenta de lo que
sufre la gente que tenemos a nuestro lado, y no necesariamente en lo
concerniente a lo económico. Nosotros
también podemos dar vida a
nuestro alrededor si somos
menos egoístas. Si nos centramos menos en nosotros mismos y si estamos más
pendientes de quienes nos rodean. De quien puede necesitar que le echemos una
mano. En muchas ocasiones sólo es suficiente un sencillo gesto.
Estas palabras las acompaño con un
cortometraje, recomendado en un curso de marketing empresarial que imparte con
maestría mi amiga Miriam. El vídeo tiene por título “El poder de las palabras”
y aunque bien es cierto que tiene un enfoque de cómo alcanzar el éxito
empresarial con pequeños matices, no es menos cierto que tiene un importante
trasfondo espiritual, pues “Dar es recibir”. Y
es una paradoja, una en la que debemos creer y que realmente
debemos practicar para ver los resultados.
Compartir cuando tenemos es fácil, pero compartir cuando no tenemos es el trabajo espiritual que crea la plenitud en nuestras vidas. Nuestro trabajo es conectarnos a ese potencial a través de la conciencia, cambiando nuestra naturaleza y entonces hacer que pequeños “milagros” se manifiesten.
Compartir cuando tenemos es fácil, pero compartir cuando no tenemos es el trabajo espiritual que crea la plenitud en nuestras vidas. Nuestro trabajo es conectarnos a ese potencial a través de la conciencia, cambiando nuestra naturaleza y entonces hacer que pequeños “milagros” se manifiesten.
Que así sea... Por un mundo mejor.
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