Nuestras quejas, reclamaciones, comentarios difamatorios y pesimistas pueden equipararse con bombas reales arrojadas sobre nuestros pasos dados o minas reales camufladas en nuestros caminos, devastando nuestra salud y trayendo malestar a nuestra paz interior.La rebelión irracional solo nos trae pérdidas. Notemos el hecho de que todo "rebelde sin causa" NO suma allá donde va, ya que no es cooperativo, quiere que las cosas sean a su manera, no tiene flexibilidad y humildad, porque es arrogante por naturaleza.Por eso, el "rebelde de carnet" vive sumido en problemas internos, en la mente, y externos, en las relaciones, desajustes que terminan debilitando su resistencia física y lo hacen vivir en un permanente agotamiento mental. No es difícil entender por qué las personas de esta naturaleza viven menos de lo que podrían vivir.Dios no nos puso en el planeta para criticar su obra. No somos sus inspectores, sino colaboradores. Estamos aquí para perfeccionar la Creación a través de nuestra propia mejora.Por lo tanto, tratemos siempre de hacer nuestra vida positiva atrayendo lo bueno, intercambiando críticas por elogios, queja por gratitud, rebelión por tolerancia y queja por servicio. Y no tenemos ninguna duda de que seremos mucho más felices.
Con calma y tranquilidad, pensémoslo en estos días y, seguro, nuestros días terminarán cargados de alegría y mucha paz.
¡Un abrazo!
Es más fácil refugiarse en la queja de la lástima, que afrontar los hechos y buscar alternativas. Algún día descubriremos que reinventarse diariamente, intentando corregir los defectos de ayer, es saludable y ayuda a la convivencia propia y con los demás
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