Una y otra vez nos dicen que las personas felices tienen menos probabilidades de enfermarse. La ciencia dice que el sistema inmunológico es todo y parte de lo que lo hace fuerte es la felicidad y la armonía.
Las personas felices están contentas con lo que son y donde están porque están conectadas con el amor infinito que existe dentro de ellas y son capaces de compartir este amor con otros.
La infelicidad, por otra parte, está inextricablemente ligada a los celos, que crean separación y dejan un espacio vacío. Cuando estamos celosos, buscamos constantemente algo que no tenemos. Sin embargo, cada vez que hacemos esto perforamos nuestra "capa de ozono" personal y cuando hay suficientes hoyos en ella, terminamos con desarmonía en nuestro cuerpo, mente y espíritu.
¿Esto significa que para ser espirituales nunca debemos ser celosos o infelices con nuestra situación en la vida? Claro que no. Todos nos encontraremos y seremos acosados por la negatividad. Eso es un hecho. Si no seríamos ángeles, no seres humanos.
Sin embargo, lo que importa es lo que hacemos con esos pensamientos. ¿Permitimos que nos controlen? O somos capaces de retarlos y decirnos a nosotros mismos: "A pesar que estos pensamientos y sentimientos están inundándome, me niego a escucharlos. Quiero ver la Luz que sé que existe en cada persona. Mi deseo de conectarme con el Creador es mayor que mi deseo de obtener lo que quiero de esta situación".
Aunque parezca que vivimos en un mundo de carencias y limitaciones, existe al mismo tiempo dentro de cada uno de nosotros una chispa del Creador.
Las personas felices están contentas con lo que son y donde están porque están conectadas con el amor infinito que existe dentro de ellas y son capaces de compartir este amor con otros.
La infelicidad, por otra parte, está inextricablemente ligada a los celos, que crean separación y dejan un espacio vacío. Cuando estamos celosos, buscamos constantemente algo que no tenemos. Sin embargo, cada vez que hacemos esto perforamos nuestra "capa de ozono" personal y cuando hay suficientes hoyos en ella, terminamos con desarmonía en nuestro cuerpo, mente y espíritu.
¿Esto significa que para ser espirituales nunca debemos ser celosos o infelices con nuestra situación en la vida? Claro que no. Todos nos encontraremos y seremos acosados por la negatividad. Eso es un hecho. Si no seríamos ángeles, no seres humanos.
Sin embargo, lo que importa es lo que hacemos con esos pensamientos. ¿Permitimos que nos controlen? O somos capaces de retarlos y decirnos a nosotros mismos: "A pesar que estos pensamientos y sentimientos están inundándome, me niego a escucharlos. Quiero ver la Luz que sé que existe en cada persona. Mi deseo de conectarme con el Creador es mayor que mi deseo de obtener lo que quiero de esta situación".
Aunque parezca que vivimos en un mundo de carencias y limitaciones, existe al mismo tiempo dentro de cada uno de nosotros una chispa del Creador.
Si podemos conectarnos con esta chispa perfecta a través de herramientas espirituales como la oración,
la meditación, y el compartir, entonces podemos conectarnos con la armonía que subyace en toda
la creación.
Karen Berg
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