Las pruebas de la vida no vienen cuando estamos preparados para éstas. Vienen cuando no estamos preparados. Nuestra espiritualidad no sólo es medida por cuánto sonreímos o compartimos; también es medida por qué hacemos cuando somos probados.
Algo es seguro: nuestro oponente interno nunca va a atacarnos cuando estemos listos. Una forma de asegurarnos de que superemos esos momentos desafiantes es comportándonos como boxeadores: seguir golpeando incluso cuando estemos lastimados y dejar que domine nuestro instinto natural.
La idea es entrenar a nuestra alma. Hacer que nuestra reacción estándar sea positiva. Comienza convirtiendo tus reacciones menores en reacciones más positivas, y pronto resistirás cuando los desafíos grandes lleguen a ti.
Algo es seguro: nuestro oponente interno nunca va a atacarnos cuando estemos listos. Una forma de asegurarnos de que superemos esos momentos desafiantes es comportándonos como boxeadores: seguir golpeando incluso cuando estemos lastimados y dejar que domine nuestro instinto natural.
La idea es entrenar a nuestra alma. Hacer que nuestra reacción estándar sea positiva. Comienza convirtiendo tus reacciones menores en reacciones más positivas, y pronto resistirás cuando los desafíos grandes lleguen a ti.
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