Vivir bien es no ceder a los excesos. Amemos mucho a los que nos rodean, pero sepamos amarnos también a nosotros mismos. Ciertos "amores" y pasiones pueden traer decepción y amargura.
Seamos felices, pero sepamos qué es realmente la felicidad, y qué se necesita para conquistarla, empezando por cuidar nuestro cuerpo. Tratémoslo con respeto y amor, porque debemos dar cuenta de ello al Creador.
El bienestar del cuerpo no solo depende de cómo lo cuidemos físicamente, sino también espiritualmente. Una vida equilibrada juega un papel muy importante en el mantenimiento de la salud física y mental.
Tratemos de eliminar los vicios del organismo y del pensamiento. Necesitamos disciplinar nuestra voluntad teniendo más control sobre ella y, al dominarla, todo nos será más fácil para tener una vida sana y feliz.
Tomemos un tiempo, para evaluar nuestra salud física y mental, y no tengamos miedo de cambiar nuestras actitudes, si es necesario. Solo podemos ganar con una autoevaluación honesta.