Me salgo excepcionalmente de la línea habitual de
reflexionar sobre asuntos puramente
existenciales o espirituales, para expresar mi punto de vista sobre un "bien" fundamental.
Quiero dedicar estas palabras a mi amigo
David, con el que hace un rato he podido compartir café y tertulia. Él es un gran
conversador, pero sobre todo es una persona sencilla, humilde, sincera y
honesta, aunque por defender estos principios morales se encuentre en una
encrucijada difícil de predecir.
Muchas personas bajo la excusa de "no incomodar u
ofender" se callan la verdad. El que comulga con ésta actitud “pasota” se hace cómplice de la mentira que cada vez
más se esparce sobre nuestra sociedad. ¿Yo lo hago? A veces, lo reconozco.
A pesar de ello y no queriendo pecar de pedante si digo que, yo no soy cómplice, no me callo; predico
la verdad, comparto la verdad, vivo la verdad, transmito la verdad, defiendo la
verdad; aunque me duela, aunque incomode, aunque ofenda, aunque moleste. La
verdad es la verdad y punto. Sólo conociendo la verdad, muchos seremos libres.
Para terminar quiero lanzar a los cuatro vientos un
mensaje de paz y solidaridad. Creo firmemente que la verdad nos hará libres y que es posible el
paraíso en la tierra. ¿Utópico? puede ser, pero si nos quedamos quietos y no
hacemos nada por cambiar esta sociedad, dejaremos que “las sombras triunfen
sobre las luces”. Entre todos podemos crear una sociedad en la que el amor
fraternal y verdadero mueva al mundo. ¡Ánimo! Es posible. Y tú ¿Que opinas?